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Lletra menuda

Tragedia, miedo y desconcierto en casa

Por desgracia, la amenaza y los peores pronósticos se han confirmado. Barcelona figuraba en el punto de mira del terrorismo de signo yihadista y sus ejecutores han actuado con un enorme rastro de muerte y lesiones en el mismo corazón de la ciudad. El lugar no es inocuo. Ha sido escogido para causar el máximo daño posible y sembrar el pánico en la población.

La agresión colectiva de la ciudad condal responde al patrón de los atentados padecidosatentados padecidos en los últimos meses en distintas ciudades europeas. Una furgoneta invadió el espacio peatonal de las Ramblas y arrasó a gran número de transeúntes. La policía halló en el interior del vehículo invasor un pasaporte español con nombre árabe.

Fue un atentado deliberado y masivo en una gran urbe turística. Sus presuntos autores pueden ser nacionales no arraigados que responden a los cantos de sirena del Estado Islámica. Estas son las principales hipótesis que se han ido manejando a media de iban avanzando en el conocimiento de los hechos en la compleja tarde y noche de ayer.

El atentado terrorista de Barcelona confirma que toda prevención es poca y que, por supuesto, debe responderse a ellos con medidas de seguridad y de colaboración internacional en materia de inteligencia policial. Sin embargo, al hilo de lo visto ayer y de lo ocurrido antes en Nantes, Londres o Paris, también queda claro que las actuaciones de seguridad policial, como indican ya sin tapujos algunos expertos policiales, deben ir acompañadas de otras reacciones y prevenciones relativas a la incidencia sobre el respeto a la vida, la ideología, las creencias de las personas y la integración plena de las segundas y terceras generaciones de hijos de inmigrantes. No es fácil ni cómodo.

Habrá un antes y un después del atentado de ayer en Barcelona. La ciudad alegre, festiva y atractiva es zarandeada en vivo por el drama inadmisible. El miedo y el desconcierto se instala en casa. Las autoridades hacen un llamamiento a la calma. Aseguran, una vez más, que los terroristas no vencerán y se multiplican las expresiones de solidaridad con las víctimas. Pero los hechos son claros y duros. Habrá que aprender a convivir con ellos y a reaccionar con prevención y calma.

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