La Ley de toros a la balear, sin sangre ni muerte, entra hoy en vigor tras su publicación ayer en el BOIB y con la convicción por parte de los partidos del Pacto de que el anunciado recurso por parte del Gobierno central ante el Constitucional será inminente. PSIB, Podemos y Més también dan por hecho que el recurso irá acompañado de la petición de suspensión de la Ley, que quedará de inmediato paralizada por un máximo de cinco meses, de acuerdo con lo establecido en el artículo 161 de la Constitución para las impugnaciones que realice el Gobierno central ante el alto tribunal sobre las normativas que aprueben las comunidades autónomas. Transcurrido este plazo, y si para entonces no ha resuelto sobre si la normativa balear se ciñe o no a la Carta Magna, el Constitucional deberá decidir si mantiene la suspensión o la levanta.

Al día siguiente de que a finales de julio el Parlament aprobara la ley de toros a la balear, con los votos de los partidos del Pacto, el secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzos, comunicó que el Gobierno central la recurriría al Constitucional al considerar que invade competencias del Estado. La rapidez en pronunciarse hace prever que la materialización del recurso será también inmediata, lo que significa que la regulación balear quedará en suspenso al menos hasta el próximo año. La duda está en qué ocurrirá transcurridos los cinco meses desde que el Gobierno central la recurra, ya que se da por hecho que la sentencia final del Constitucional no llegará antes de dos años.

Según opinó en su día el catedrático de Derecho Constitucional Joan Oliver Araujo, transcurridos los cinco meses se levantará la suspensión ya que esta solo se suele prolongar si se considera que la aplicación de la ley impugnada producirá un daño irreparable. Si se cumple su pronóstico, la Ley de toros a la balear estará de nuevo en vigor y se aplicará el próximo año al menos hasta que el Constitucional dicte sentencia.

La normativa balear prohíbe, además de herir y matar al toroprohíbe, además de herir y matar al toro, que esté más de diez minutos en el ruedo y el uso de espadas, banderillas o cualquier otro utensilio punzante, entre otras medidas.