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Caso Cursach

Caso Cursach: Sospechan que Cursach también sobornaba a funcionarios de Urbanismo de Cort

El juez imputa a dos trabajadores del ayuntamiento de Palma que aparecen señalados en las conversaciones telefónicas que intervino la Policía

Cursach hablaba con frecuencia con el celador de obras de Cort. b. ramon

Los investigadores que están profundizando en los negocios del Grupo Cursach sospechan que el dueño de la empresa, con la ayuda de sus directivos, sobornaba a determinados funcionarios del Ayuntamiento de Palma, del departamento de urbanismo, para conseguir legalizar sus proyectos inmobiliarios.

Como consecuencia de esta pista el juez Penalva imputó ayer a dos funcionarios municipales del Ayuntamiento de Palma, ambos relacionados con el departamento de disciplina urbanística. Uno de estos funcionarios es una jefa de departamento, mientras que su compañero al que también se investigaba es un celador de obras, que en estos momentos está jubilado, pero que se sospecha que ha seguido colaborando con la empresa de Cursach para conseguir solucionarle determinados asuntos urbanísticos.

Esta doble imputación se fundamenta por el contenido de las conversaciones telefónicas intervenidas por el Grupo de Blanqueo de la Policía, que durante meses mantuvo "pinchadas" las líneas telefónicas de Bartolomé Cursach y de sus ejecutivos, Bartolomé Sbert y Antoni Bergas. Los tres mantienen frecuentes y largas conversaciones con el celador y se aprecia el alto grado de confianza que mantenían con este empleado municipal.

En estas conversaciones se habla de la entrega de determinados regalos y también se utiliza la palabra "sobres", lo que hace sospechar a los investigadores que Cursach podría haber sobornado a empleados municipales del área de Urbanismo para conseguir un especial trato de favor.

Los investigadores desconocían hasta el día de ayer que el celador investigado lleva mucho tiempo jubilado. Sin embargo, en las conversaciones telefónicas dejan muy claro que hasta hace muy poco ha mantenido una estrecha relación con sus antiguos compañeros de Urbanismo. También se detalla que no solo concretan las gestiones en Cort a través de las llamadas telefónicas, sino que mantienen frecuentes reuniones. El celador detalla en una de las conversaciones que está dispuesto a dejar lo que está haciendo, para reunirse con ellos.

El celador, sobre el que recaen todas las sospechas, negó los hechos, en el sentido de que no era cierto que hubiera realizado alguna gestión, recompensada con dinero o regalos, para beneficiar los intereses económicas de Cursach. Se excusó, sobre todo, en que no recordaba ninguna de las conversaciones que le fue detallando ayer el juez Penalva. Sin embargo, no pudo dar una explicación clara para justificar los motivos por los que, no solo Cursach, sino también sus dos directivos, tuvieran su teléfono particular. Tampoco pudo aclarar si otros empresarios también disponían de su número particular.

Sobre la otra funcionaria imputada no figura ninguna conversación personal entre ella y el empresario Cursach. Su nombre aparece señalado en las grabaciones telefónicas y se insinúa que también habría podido recibir regalos. La trabajadora de Cort negó que hubiera realizado gestiones para beneficiar a Cursach.

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