El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, afirmó ayer que su postura, en lo que se refiere a la posibilidad de que el PSOE impulse en septiembre conversaciones para la reforma de la Constitución y del modelo territorial, es la de "no hacer nada" antes del 1 de octubre, fecha anunciada para el referéndum de Catalunya. "Después del 1 de octubre estaremos en un escenario diferente, pero sea cual (ese escenario) la prioridad inexcusable será que haya un acuerdo entre varias fuerzas políticas", dijo Rajoy en referencia a PP, PSOE y Ciudadanos tras despachar en el Palacio de Marivent con el Rey.

Defendió dar "un mensaje al mundo" ante el 1 de octubre de que España "es un país serio, en donde se cumple la Ley" y afirmó que el asunto catalán es el que más le "importa" en la actualidad, ya que cree en la unidad de España y considera que su "obligación" es "defender a millones de catalanes" que no quieren la independencia. "Creo que doy una batalla por una justa causa y porque creo que hay gente que se está equivocando, que se ha entregado en manos de la gente más extremista y radical que ha habido en España en decenas de años, que son los la CUP", declaró Rajoy.

El proceso independentista catalán fue uno de los asuntos sobre los que Rajoy despachó ayer con el Rey, así como sobre el conflicto en el aeropuerto de El Prat (Barcelona) sobre el que emplazó a la Generalitat de Catalunya a ejercer "sus competencias" y a no hacer "política" con este tema. "Que nadie intente utilizar este asunto contra nadie por razones meramente políticas y se concentren en el objetivo de devolver la normalidad con la mayor celeridad posible a El Prat", pidió el presidente.

Por otro lado, Rajoy comentó la última encuesta del CIS (en la que el PP cae tres puntos con respecto a la de abril y el PSOE acorta su distancia) y aseguró que se encuentra "en forma" para ganar las próximas elecciones. "En el PP estamos muy animados y con muchas ganas y me encuentro en forma para hacerlo", dijo Rajoy.

Rajoy también se refirió a Venezuela, y trasladó su "condena de la violencia" y la "exigencia de elecciones libres y democráticas" y "la liberación de todos los presos políticos", a la vez que dejó claro que su Ejecutivo no reconocerá la Asamblea Nacional Constituyente de aquel país, al considerar que es "ilegal y antidemocrática".