La náutica recreativa ha sacado los cañones contra el Govern. El sector considera un ataque frontal el borrador del Decreto de la Posidonia que ha redactado la conselleria de Medio Ambiente y que contempla elevadas sanciones económicas por fondear sobre la preciada planta acuática.

"Hay una clara animadversión hacia la náutica recreativa. La posidonia no corre ningún peligro. Lo que hay por parte del Govern es un odio visceral hacia el sector", declaró hace un mes a este diario Biel Dolç, presidente de la Asociación de Navegantes del Mediterráneo. "Es un decreto contra la navegación de recreo, no para proteger la planta, que se conserva bien", añadió.

En cambio los ecologistas aplaudieron -con alguna reserva- un documento que refuerza la protección de una especie que llevaba tiempo bajo vigilancia por su enorme valor ecológico.

La posidonia captura CO2 y libera oxígeno. Amortigua el impacto de las olas, reduce la pérdida de arena, ayuda a mantener el agua cristalina y constituye el hábitat de multitud de especies marinas.

El Govern llevaba tiempo haciendo pedagogía sobre la importancia de una especie que, aunque técnicamente no está en peligro, puede llegar a ponerse en una situación difícil por la creciente presión de la navegación recreativa en las islas.

El texto del decreto admite que Balears "es la comunidad autónoma que posee una mayor superficie de praderas de posidonia, un cincuenta por ciento del total inventariado", y añade que "no se está reduciendo ni hay amenaza de reducción en un futuro previsible".

A eso se agarra el sector náutico para cuestionar la necesidad del documento. El Govern, por su parte, defiende como una "prioridad" la protección de una especie clave.