El Govern ha terciado en la polémica del momento. El Pacto no dice iros ni idos, dice veníos. Cuantos más turistas, mejor, no importan las vías de acceso ni la modalidad de la pernoctación. La izquierda se apunta al prohibido prohibir. No propugna un anarquismo sesentayochista, sino una permisividad ultraliberal. Todo bien embarullado, para que el votante no sepa a qué atenerse
El tráfico de turistas ilegales es más nocivo para el futuro de Mallorca que el tráfico de sustancias ilegales. El Govern se niega a atajarlo, impone el salvajismo mercantil. El PSOE no aspira a distinguirse del PP desnortado, pretende absorberlo. A su izquierda, las camisetas verdes de Més se metamorfosean en patronal codiciosa del alquiler turístico. Es legítimo plantearse si luchaban contra la ley lingüística de Bauzá o contra la Ley General Franco de Turismo de Delgado, por prohibir el arrendamiento del último cuarto de baño. La manifestación más numerosa de la historia de Mallorca tenía por objetivo asfixiar turísticamente a la isla.
Se puede alquilar el domicilio propio, se pueden consumir drogas en el domicilio propio. En el tráfico automovilístico, la velocidad suicida se ha contenido gracias a las multas elevadas pero sobre todo inmediatas. En el tráfico turístico, más mortífero para Mallorca, el Govern garantiza que la sanción no llegará jamás. Para ser más exactos, solo se castigará a uno de cada mil ilegales, se apuesta sobre seguro.
La moratoria es una buena noticia, pero no disuadirá a quienes ya alquilan ilegalmente. El unicornio de la zonificación es una buena noticia, pero no asustará a quienes ya alquilan ilegalmente en zonas saturadas. El plebiscito de la comunidad de vecinos es positivo, pero no influirá en quienes ya alquilan contra la opinión sensata del vecindario. Ni iros ni idos, se dice veníos. Tampoco se dice alquilad, sino aniquilad.
