Las maletas de los pasajeros más precavidos dan vueltas y son momificadas en plástico. Un niño germano se tira al suelo y tiene una pataleta de manual mientras su madre resopla y lucha por mantener el equipaje en el carrito. Los viajeros siguen su recorrido en zig zag para facturar. Las prohibidas botellitas de agua se amontonan antes de los controles de seguridad. Los aviones aterrizan y los aviones despegan. Es Son Sant Joan un 16 de julio.

El engranaje del aeropuerto de Palma empieza a relajarse hoy, tras un fin de semana con la maquinaria puesta al límite para recibir a casi medio millón de pasajeros en tres días: el primer récord del verano. Solo ayer la media de tránsito fue de más de 6.800 pasajeros a la hora.

Una de las empleadas de Información confirmaba que estas cifras no son meras estadísticas: "Este fin de semana se ha notado mucha más gente, desde el viernes". De ese día recuerda las inmensas colas de los turistas ingleses: tan largas que supusieron que mucha gente perdiera su vuelo "y las correspondientes reclamaciones". Recordar que el PSIB anunció el sábado que pedirá un plan de choque para evitar las largas filas en el control de pasaportes.

Ayer, esta trabajadora atendía casi sin descanso a pasajeros con dudas: "Aunque haya tantos monitores, muchos no se fían y quieren comprobar dónde han de hacer la facturación o cuál es su puerta de embarque", narra. Lo más curioso que le preguntan es dónde está el LIDL o el FAN Mallorca ´del aeropuerto´: "Ven los anuncios y se creen que son centros comerciales que están aquí dentro".

"Creo que hay más gente que nunca", dice. Concluye con la muletilla de los empleados del aeropuerto estos días: "Y prepárate para agosto". Ésa advertencia ya se la han hecho a una de las empleadas que ayer pasaba la mopa sin descanso en la zona de Salidas: "Es el primer año que trabajo aquí, estos días se ha notado muchísimo que había más gente y todo el mundo me dice que me prepare para agosto".

De Barcelona llegaban Mariela Alonso y Jaime Cal, trolley en mano, y constataban que había mucho mucho movimiento, pero no habían tenido ni retrasos ni problemas y asumían que "en realidad es lo normal para julio: hay que intentar no agobiarse".

Y a Barcelona volvían Arón y un grupo de colegas tras haber pasado apenas 24 horas en la isla ya que llegaron el sábado para trabajar en el montaje del Mallorca´n´ Roll de Inca, donde tocó Bad Religion. "Estuvimos una barbaridad de tiempo esperando las maletas", explicaban, "pero venimos de Barcelona, estamos acostumbrados a que haya mucha gente".

Águeda y sus amigas fueron para despedir a los Gemeliers. b.r.

Y si ellos venían del concierto de Bad Religion, Águeda y sus amigas lo hacían del de Gemeliers. Ayer rondaban por Salidas para poder despedirse de sus ídolos . Sin saber exactamente a qué hora se marchaban sus admirados cantantes idénticos, llevaban más de dos horas esperando, desde las nueve de la mañana: "Otras llevan desde las siete". Habían ido en bus hasta el aeropuerto y admitían que estaban algo cansadas porque el sábado ya se pasaron muchas horas esperando para el concierto, pero "por ellos lo que sea". Lograron verlos, pero "muy poco", deploraban.

Los viajeron asumen que hacer cola forma parte del viaje. B. Ramon

Hoy la actividad baja, pero remontará de cara al sábado. AENA prevé que los próximos siete días pasen por Son Sant Joan 1,060 millones de pasajeros, repartidos entre 6.327 vuelos. Si estas cifras le impresionan, recuerde el mantra de los empleados del aeródromo: "Prepárate para agosto".