Pedro Rosselló Cursach, sobrino del empresario Tolo Cursach y apoderado de las más de 30 empresas que maneja la empresa, asegura que no es cierto que hubiera amenazado a la testigo, que declarará más tarde. El acusado, que se enfrenta a tres años de cárcel por un delito contra la administración de justicia, asegura que la única relación que tuvo con la mujer es porque es la inquilina de su casa y no le pagaba el alquiler. Por ello acudió a su domicilio a requerirle el pago, negando que le dijera que sabía que era testigo, que había declarado y que iba a terminar mal. También le dijo, según declaró la mujer, que sabía que el juez paseaba todos los días paseaba con un perro por la zona del Fortí.

Reconoce que se vio con ella en un bar estando presente el hijo de Cursach, si bien asegura que no se le amenazó. Aunque reconoce que fue a visitarla a su casa, asegura que no le abrió la puerta y después tampoco le contestó al telefóno. Su abogado ha presentado un informe pericial sobre todas la comunicaciones que tuvieron a través del teléfono.

Pedro Rosselló se ha desmarcado de todos los episodios posteriores que se han producido para intentar desacreditar a la testigo, como por ejemplo el ofrecer dinero a una persona para que obtuviera una foto de la mujer con los policías que investigan el caso Cursach para realizar un posterior montaje.

La testigo asegura que el acusado la amenazó y que le advirtió que fuera con cuidao con lo que contaba en el juzgado. Asegura que realizaron un seguimiento sobre su hijo de ocho años. La mujer ha roto a llorar varias veces.