Los hoteles mallorquines apenas han visto alterada su actividad después del primer año de la aplicación de la ecotasa. Varios establecimientos de Palma consultados han evaluado positivamente la aplicación del impuesto turístico, que olvida viejas polémicas.

Trabajadores de los hoteles aseguran que los extranjeros han aceptado el pago de la tasa sin oponer reproches. Y subrayan que solo algunos turistas españoles y mallorquines se han quejado por tener que hacer frente a la tasa.

El director del Palma Youth Hostel, Albert Fernández, comentó que tras este año "no ha pasado nada". "Todo el mundo ha pagado lo que se le ha pedido",explicó. "No hemos recibido quejas de parte de nadie y todos los turistas, la mayoría jóvenes, han entendido que hay que pagar el impuesto", concluyó.

En la misma línea se expresó Fernando Torres, recepcionista del Hotel Almudaina: "El número de turistas se ha mantenido similar al año pasado, por lo que la ecotasa apenas ha influido".

Una de las recepcionistas del Boutique Hotel Can Alomar, Anna Novàs, afirmó que "las pocas quejas que ha habido han sido de turistas españoles" porque "creen que al ser de aquí no deberían tener que pagar" la tasa. "Pese a todo acaban abonando la cantidad indicada sin ningún problema", declaró.

Uno de los trabajadores del Art Hotel, Nicolás Ramos, valoró que "fuera del hotel a veces se escuchan quejas de turistas locales". Este empleado indicó que "en algunas ciudades de Estados Unidos como San Francisco se llegan a pagar unos 25 dólares de impuesto turístico".

"Al principio había miedo"

La ecotasa ha cumplido su primer año de vida convertida en uno de los tributos turísticos más bajos de Europa. Una de las razones que explican la escasa incidencia que ha tenido su aplicación en la actividad hotelera.

Según explicó desde la recepción del Hotel Cort Marcos Suárez, "el número de turistas no ha bajado, sino que incluso ha subido". "No quiero decir que gracias a la ecotasa vengan más visitantes, pero está claro que no ha hecho que el número baje".

En otros establecimientos como el Hotel Convent de la Missió también hablan de normalidad. "Es verdad que había un miedo inicial a la tasa, pero era por la incertidumbre. La cuestión es que no sabíamos qué efecto iba a tener, ni cómo se iba a invertir", explican en este alojamiento.

Las opiniones de varios turistas consultados por este diario tampoco dejan espacio a la polémica. Amik Veirman aseguró que "es normal pagar" el impuesto. "He viajado mucho por Europa y he tenido que abonarlo en todos y cada uno de los países que he visitado, sin excepción. Por eso me parece correcto que aquí también se haga", destacó.

En todo caso, no todos los visitantes saben de la existencia de este tributo. Natalia, recepcionista en prácticas en el Hotel Avenidas, comentó que ha tenido que explicarles a muchos turistas en qué consiste el tributo. "He tenido que informar a muchos viajeros, pero nadie se ha quejado", relató.

Inver, otro turista, puso el acento en el destino que tendrá el dinero recaudado: "Desconocía su existencia, pero si sirve para mejorar la economía de este lugar y ayudar a la isla lo pago sin problemas".

Farogy, que se aloja en el Hotel Cort, tampoco conocía la ecotasa, pero se mostró "de acuerdo" en pagarla. "No sé lo que es, pero no habrá problemas si es para ayudar al mantenimiento de esta isla tan bonita", afirmó.

El tributo está superando con creces sus expectativas de recaudación. El Govern, con el apoyo casi unánime de todos los agentes económicos y sociales, y la única abstención de las patronales CAEB y PIMEM, aprobó el martes el plan que regulará la inversión de 65 millones de la ecotasa durante los próximos meses.

Cuando acabe el año, las islas habrán generado con sus primeros 17 meses de Impuesto de Turismo Sostenible -así se llama oficialmente la ecotasa- más de 95 millones de euros. La cifra triplica lo que cuesta toda la acción de la conselleria de Turismo, y duplica el presupuesto para mantener infraestructuras clave como las que aseguran el suministro y la depuración de agua.

De ahí la satisfacción expresada el martes por el vicepresident y conseller de Turismo, Biel Barceló (Més), uno de los que dentro del Govern defiende la subida del tributo de cara a años venideros. Plantea para ello un argumento ya enunciado antes tanto por su propio partido como por Podemos: que como el turismo y su daño ambiental crecen, es preciso subir el impuesto.