El Aida Perla, un crucero con apenas una semana de vida después de recibir su bautismo en Palma el pasado 30 de junio, presentó ayer las credenciales que le acreditan como el buque más ecológico del mundo.

"No ha sido diseñado para ser el más rápido, sino para ir siempre a una velocidad óptima", explicó Boris Becker, el capitán del crucero, amarrado en el dique del Oeste. "Tenemos una lavadora robotizada que emplea cantidades mínimas de agua y detergente, y además devuelve la ropa doblada", subrayó la máxima autoridad del barco ante un auditorio formado por periodistas, profesores de la UIB y la directora general de Turismo, Pilar Carbonell.

"Somos conscientes de que en Mallorca el agua es limitada. Por eso tenemos un sistema de reciclaje por osmosis gracias al que prácticamente no tenemos que reponer agua. En este sentido somos completamente independientes", afirmó Becker.

El alemán se declaró "orgulloso" de capitanear un barco "modelo" en cuanto a eficiencia energética. Lo acreditan una planta incineradora propia que les permite bajar a tierra muy poca cantidad de basura y un sistema de gas licuado que permite al barco reducir considerablemente sus emisiones.

"Necesitamos el mar, el aire y las playas limpias. Lamentablemente en la prensa y en las redes sociales a veces se habla mal de los cruceros. Pero nosotros respetamos al máximo el medioambiente, hasta el punto de que vamos mucho más lejos de lo que las normativas nos exigen", aseguró Becker.

Carbonell se felicitó por el hecho de tener en Palma "un barco innovador que quiere llegar a un nivel de emisiones cero", pero ha reclamado "un mayor equilibrio" respecto a la llegada de cruceros a la isla: "No nos podemos permitir tener siete cruceros en un mismo día y ninguno durante otros días. Por el beneficio de todos, también de la indudria de los barcos".

Asimismo, destacó que este año la isla recibirá la misma cantidad de cruceristas que en 2016, "unos dos millones".

Jesús González, profesor de Geografía de la UIB, pidió "un debate" sobre cómo afecta este tipo de turismo a la ciudad. "Es un tema que tiene muchas aristas y parte de la población está en contra. Hay un debate en la sociedad por el uso intensivo del territorio. Los cruceros atracan cerca de los centros históricos de las ciudades, que son áreas muy sensibles. Hay que seguir investigando el impacto que tiene este modelo de turismo sobre la ciudad", reclamó.

El Aida Perla tiene 1.643 camarotes, doce restaurantes y capacidad para 3.286 pasajeros y cerca de 900 tripulantes.