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Turismo

El turismo interior gana terreno en la Mallorca del sol y la playa

El aumento de visitantes interesados por la cultura y una mayor flexibilidad administrativa para abrir establecimientos urbanos han disparado la creación de nuevas plazas - Surgen nuevos alojamientos en todos los rincones de la isla

Aspecto que tendrá el Central Maria una vez terminado.

Vienen más turistas que nunca, incluidos los que desdeñan la playa en favor de paisajes, gastronomía y desconexión. El descubrimiento de la Mallorca interior va de la mano de la apertura de nuevas plazas turísticas en zonas muy alejadas de los circuitos tradicionales de la costa. Municipios en los que abrir un establecimiento es casi un acto de fe.

En septiembre espera abrir sus puertas en Maria de la Salut el Central Maria, un pequeño establecimiento que contará con nueve habitaciones y restaurante. La reforma en un edificio centenario ubicado en la misma plaza de la localidad respetará los elementos históricos de la fachada.

"Fue un flechazo", cuenta Juan Antonio Cantarellas, propietario del futuro hotel. "Elegimos Maria de la Salut porque es un pueblo vivo. Mi mujer es de Santa Margalida y yo de Muro, siempre hemos sido del interior. Además estamos cansados del sol y la playa. Nos gusta mucho lo antiguo y nos enamoramos de la finca", explica.

Será la primera experiencia del matrimonio al frente de un alojamiento turístico, pero esperan compensar su falta de práctica con ilusión. Y hace un llamamiento: "Lo único que nos preocupa es no haber encontrado todavía a una pareja que se haga cargo del restaurante. A ver si alguien acepta el reto".

Sólo entre enero y mayo de este año entraron en la Conselleria de Turismo del Govern 24 proyectos para nuevos establecimientos de turismo de interior en Mallorca. Entre todos suman 506 plazas. La cifra contrasta con los 27 que solicitaron el DRIAT (Declaración Responsable de Inicio de Actividad Turística) en todo 2016.

La explicación a este incremento hay que buscarla en dos factores. Por un lado, la rentabilidad creciente del negocio hotelero en Mallorca, el destino más buscado y caro del Mediterráneo desde que estallaron las revoluciones y primaveras árabes en 2012. Aquello dio paso a atentados terroristas en países relativamente seguros como Túnez, Egipto y Turquía, el gran competidor de la isla.

Por eso vienen más turistas. Y porque hay sitio. La ley de 2012 aprobada durante el Govern Bauzá (PP) contempla la posibilidad de activar nuevas plazas de alquilar vacacional en casas aisladas y chalets pareados, así como de dar de alta nuevos establecimientos en tres supuestos en los que no rige la moratoria hotelera: los hoteles urbanos, los agroturismos y los cinco estrellas. Todas estas tipologías pueden abrir establecimientos sin recurrir a la bolsa de plazas del Govern ni verse limitados por el techo de camas fijado.

Techo de plazas

Hay prisa. En dos semanas esa ley quedará derogada para ser sustituida por el nuevo marco legal que ha diseñado el vicepresidente Biel Barceló (Més) y su equipo de la Conselleria de Turismo. La clave de la reforma es que no habrá excepciones: todos los establecimientos deberán someterse al techo de plazas. Con lo que los hoteles urbanos saldrán más caros: deberán comprar sus plazas en la bolsa a 4.500 euros cada una, con el inconveniente de que para este tipo de establecimientos, normalmente de pequeño tamaño y enfocados a ofrecer calidad, no es tan fácil amortizar la inversión que para los grandes hoteles de sol y playa.

De hecho, la Federación Hotelera de Mallorca ya ha advertido de que con la nueva ley podrían frenarse en seco las inversiones en hoteles en Palma -y en Platja de Palma, extrañamente considerada zona urbana a efectos del techo de plazas- y en los pueblos que hoy se enganchan al turismo con hoteles en emplazamientos insospechados como Maria de la Salut, Sineu, Montuiri y otras zonas de interior en las que hasta hace poco era impensable que alguien pusiera un hotel, por pequeño que fuera.

Uno de los establecimientos más veteranos, cumplida una década en el corazón de Sineu, es el Can Joan Capó. "Compramos el inmueble porque mi marido se encaprichó. Cuando vino el arquitecto nos aconsejó que lo convirtiéramos en hotel. Éramos novatos, pero nos dimos cuenta de que había un tipo de turista que demandaba algo diferente al sol y la playa", relata Noelia Fernández, copropietaria del hotel.

"Nos dirigimos a un cliente que quiere tranquilidad, lujo, atención... Quieren estar mimados y bien atendidos, que se lo demos todo bien masticado. No tiene nada que ver con el que busca solo una playa tomar el sol", añade Fernández.

Especialización

Este auge responde a la moratoria que pesa sobre nuevas plazas de hoteles convencionales y al incremento de visitantes con unas inquietudes en las antípodas de los amantes del sol y la playa. Turistas deseosos de alojarse en una antigua casa señorial rehabilitada y consumir cultura.

A solo 14 kilómetros de Palma, en Marratxinet, se ubica el Asís, un convento franciscano convertido el alojamiento de turismo interior. "Nos hemos especializado en personas que viajan solas. No ofrecemos nada sofisticado, para eso ya hay muchos sitios. En cambio ofrecemos silencio, tranquilidad, aire libre y buenas comunicaciones", explica Dominique, copropietaria del Asís.

El turismo interior gana partidarios y reputación, aunque sigue siendo un sector minoritario en comparación con el negocio hotelero. Con moratorias o sin ellas, en Mallorca siguen mandando los grandes núcleos turísticos de la costa.

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