La Policía Nacional arrestó ayer de madrugada en la operación contra el terrorismo yihadista al líder de una mezquita de Inca. Se trata de Azzouz Azdad, de origen marroquí y que reside en la capital de es Raiguer desde hace nueve años. El responsable del templo figura como representante legal de la mezquita Al Fajr de Inca. Esta comunidad islámica consta inscrita en el registro de entidades religiosas desde el pasado 23 de diciembre de 2010.

La detención de Azdad causó revuelo entre sus allegados, que se mostraron sorprendidos ante los cargos que pesan sobre él. El sospechoso, junto con otros tres compatriotas arrestados en Inca, Binissalem y Ariany, supuestamente integraban una célula de la organización terrorista Dáesh con ramificaciones internacionales que se dedicaba a elaborar y difundir material audiovisual muy radical y, además, mantenían reuniones semanales clandestinas en la Part Forana para captar jóvenes afines a su ideario y conseguir que viajaran como combatientes a zonas de conflicto.

Estas acusaciones contrastan con el comunicado que firmó a mediados de diciembre de 2014 el responsable de la mezquita de Inca detenido, después de un gran atentado en una escuela pública de Pakistán, en la que seis talibanes armados asesinaron a más de 150 personas e hirieron a otras 130, la mayor parte niños y adolescentes de entre diez y 18 años. Tras el brutal ataque talibán, Azzouz Azdad, como representante de la mezquita Al Fajr de Inca, junto con otros dirigentes de entidades islámicas de Mallorca, se adhirieron a un manifiesto en el que pedían al Estado Islámico que dejara de hacer daño y "regresara a la religión de la misericordia". En el comunicado los firmantes condenaban y rechazaban los actos del Dáesh, que según ellos, "ha malinterpretado el Islam".Célula con gran actividad

La célula radicada en es Raiguer era muy activa y llevaba actuando en la isla desde 2015. Los sospechosos tenían como líder espiritual a un escurridizo imán salafista, de 44 años, que ayer también fue detenido en Birmingham (Reino Unido).

Los investigadores policiales han comprobado que el grupo asentado en Mallorca cada vez iba extendiendo sus tentáculos con mayor facilidad. De forma progresiva, el número de adeptos se había ido multiplicando. Esto lo habían conseguido gracias a una intensa actividad en las redes sociales, donde difundían la propaganda radical del ISIS, y también mediante las reuniones clandestinas que llevaban a cabo cada semana.

En estas citas había un claro reparto de tareas. Los encuentros estaban encabezados por un 'sheikh' o sabio, que predicaba mensajes con un contenido cada vez más extremista, y en un segundo plano actuaba un ojeador de nuevos adeptos y un captador que se encargaba de contactar de forma directa con el futuro miembro de la organización terrorista. Los objetivos principales de la célula ahora desarticulada eran la captación de simpatizantes, el adoctrinamiento y la radicalización de los jóvenes.