El capitán Antonio Donis, desde hace 10 años oficial de la Comandancia General de Balears, emprenderá en los próximos meses una misión compleja. Será el responsable de las comunicaciones en la base Gabriel de Castilla de la Antártida, lugar donde un grupo de científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) aprovecharán el verano austral para llevar a cabo toda una serie de proyectos ambientales de investigación.

Tendrá que recorrer 13.000 kilómetros y estar de diciembre a marzo alejado de la familia y con temperaturas de menos 10 grados. Su misión será dar apoyo a los científicos en temas de logística, alimentación, sanidad y especialmente comunicación. Esta última será la responsabilidad del capitán Donis, natural de A Bola (Ourense). "Yo seré -aseguró Antoni Donis- el responsables de las transmisiones y de las redes sociales para dar a conocer lo que se hace allí. Las telecomunicaciones en la Gabriel de Castilla se dividen en tres partes. Por un lado, los movimientos de los científicos por la zona antártica, luego las telecomunicaciones que permiten la conexión con la red principal militar y, por último, la parte personal de los integrantes de la misión, que es lo relativo a internet y lo que nos permite conectarnos con nuestras familias". El teléfono, el WhatsApp o el Skype que permite las videoconferencias son utensilios esenciales cuando están a 13.000 kilómetros del hogar, además de convertirse en un elemento imprescindible para el trabajo científico en el envío y recepción de datos.

El capitán Donis añade: "En este aspecto, la base Española de la Antártida es puntera gracias a una potente conexión vía satélite que nos permite contar con un buen ancho de banda, fundamental para las investigaciones científicas y para las conexiones con España".

Esta base es propiedad del Ejército de Tierra desde hace 31 años. Pese a ser una de las misiones más antiguas de las Fuerzas Armadas españolas, se trata de la más desconocida. El hecho de que tenga un componente científico la hace menos mediática que las misiones de paz en zonas de conflicto bélico. Por ello, una de las actividades que se potenciarán será la difusión de la misión a través de las redes sociales, comunicaciones de prensa y página web. Un trabajo que realizan los especialistas de transmisiones del Ejército de Tierra para facilitar la labor de los científicos desplazados a tierras antárticas.

El contingente militar consta de 13 personas, entre las que destacan los responsables de telecomunicaciones, dos cabos primeros de alimentación, expertos en montaña, un médico y un veterinario para el control alimenticio, entre otros.

El capitán Antonio Donis relata que desde hace años tenía en mente realizar esta misión. Antes había estado en Kosovo, en Macedonia y en ejercicios internacionales. La posibilidad de trabajar en la Antártida es voluntaria. Los militares deben ofrecerse y pasar un proceso de selección, aprendizaje y preparación. Por este motivo en Benasque (Aragón) se han preparado en técnicas de alta montaña para poder marchar en entornos helados. También han realizado entrenamiento de navegación en O Grove (Galicia), ya que allí el agua y la temperatura es donde se asemeja más a la Antártida.

Misión de solo cuatro meses

La misión antártica, que lleva a cabo el Ejército de Tierra junto a los científicos del CSIC, únicamente dura cuatro meses debido a las duras condiciones climáticas que allí se viven. Deben aprovechar el verano austral, que es de diciembre a marzo, y abandonar la base hasta el año que viene. El capitán Donis explica que en estos momentos se viven temperaturas de menos 95 grados y viento de 350 kilómetros a la hora: "Es imposible sobrevivir en estas condiciones, incluso los pingüinos emigran a otros lugares. Además, es imposible llegar navegando, ya que el mar Hoces está completamente helado con capas de varios metros de grosor que son del todo imposible de atravesar", explica.

En cambio, durante el verano austral es donde las temperaturas son más suaves, si es que puede denominarse así cuando los termómetros están entre cero y menos 10 grados siempre. Otra de las dificultades que deberán afrontar es que la isla Decepción, como se denomina el archipiélago antártico donde está ubicada la base española, es un volcán, cuya última erupción es más o menos reciente, data de finales de los años 60.

El capitán Antonio Donis se muestra ilusionado con esta misión. Explica que su familia, su mujer y sus tres hijas, también lo están y le han animado y apoyado en todo momento para que se presentarse como voluntario para formar parte de este contingente en la Antártida. "Los militares y nuestras familias estamos preparados para este tipo de misiones y sabemos que en cualquier momento puede ocurrir que debas emprender estas responsabilidades". El Ejército realiza una función esencial de ayuda a la sociedad", explicó el militar de la Comandancia General de Balears.

Un viaje de 13.000 kilómetros

Los integrantes de la misión, entre los que está el capitán Donis, deberán acometer un largo y duro viaje de 13.000 kilómetros desde España hasta la Antártida. Volarán hasta Argentina. De allí se desplazarán a la zona sur de Sudamérica, concretamente a Punta Arenas. En ese punto les esperará el buque oceanográfico del CSIC y la Armada Hespérides que los llevará hasta la inhóspita isla antártica de Decepción. Este último tramo es el más duro, ya que son unos cuatro días de navegación donde el Hespérides deberá abrirse camino rompiendo el hielo del mar de Hoces hasta llegar a la base Gabriel de Castilla.

Una vez allí deberán poner en marcha una base científica que ha estado gran parte del año cubierta de hielo y sometida a condiciones climáticas muy adversas. Serán varias semanas de duro trabajo por parte de la expedición, hasta que puedan empezar a realizar sus trabajos de recogida de muestras científicas y puedan iniciar las transmisiones desde la helada Antártida hasta España. También deberán establecer contacto con la otra base española en la Antártida, en este caso del CSIC, llamada Juan Carlos I.

La misión científica

Los investigadores del CSIC desarrollan durante estos cuatro meses en la Antártida diversas misiones científicas desde la base española Gabriel de Castilla. Los proyectos de investigación van desde la sismología, el estudio de los volcanes, pasando por investigar las numerosas colonias de pingüinos. También realizan investigaciones sobre el cambio climático analizando el deshielo, así como otras iniciativas científicas de carácter ambiental.

Desde el Ejército de Tierra les dan apoyo logístico en todo momento y han impulsado diversas iniciativas para divulgar la labor científica en la base antártica Gabriel de Castilla. Entre estas iniciativas están las videoconferencias con colegios que dialogan con los científicos o el apadrinamiento de pingüinos a través de la web del Ejército de Tierra.