La Policía elaboró ayer un oficio para certificar en las diligencias la vivienda donde supuestamente acudían José María Rodríguez y Álvaro Gijón para mantener relaciones sexuales con prostitutas. Este club de alterne se encontraba ubicado en el segundo piso del número 38 de la calle Lluís Martí, en Palma. Esta vivienda, desde cuyas ventanas se puede observar el tránsito de dos calles, se encuentra en estos momentos cerrada, según pudieron constatar los investigadores.

La existencia de este club de alterne, donde acudían chicas de compañía, fue señalada por la testigo clave de la investigación del caso Cursach. Esta mujer, que ha sido amenazada y agredida, ratificó el pasado viernes todas las acusaciones que había señalado con anterioridad al juez Penalva, si bien muchos de los abogados de la defensa ponen en duda su versión y destacan las contradicciones que señaló.

Número equivocado

La mujer, inicialmente, indicó que la vivienda que ella alquiló, junto a una socia, para abrir un prostíbulo estaba ubicada en el segundo piso del número 35 de la calle Lluís Martí. En esta dirección, en efecto, no ha existido nunca ningún prostíbulo, dado que la mujer se equivocó en el número del edificio. En realidad se trataba del número 38.

La testigo acompañó ayer a los policías para señalarles, exactamente, dónde se encontraba la vivienda en la que se ejercía la prostitución. Para los investigadores no era suficiente la declaración de esta testigo, sino que quisieron ratificar los datos hablando con otros vecinos del inmueble. Uno de ellos, que lleva muchos años residiendo en este edificio, confirmó que durante unos meses en un piso ubicado en la segunda planta se montó un club de alterne. La mayor parte de los residentes del edificio conocían la existencia de este prostíbulo. Nunca se presentó denuncia alguna por molestias. El vecino confirmó que nunca hubo ningún escándalo en esta casa. La molestia más grave que señaló este residente era que de vez en cuando el cliente se equivocaba de piso y tocaba el portero automático de otra vivienda.

La testigo ha señalado que ella abrió este negocio junto a una socia, una mujer que falleció hace algunos años. Tras su muerte el prostíbulo se cerró. El vecino confirmó que, desde entonces, esta vivienda está cerrada y no se ha vuelto a alquilar a ningún otro inquilino.Informe al juez

La Policía dio cuenta ayer al juez Penalva del resultado de esta gestión. También se le facilitó la información que había dado este vecino, que había confirmado la ubicación de este prostíbulo. Los policías pudieron ratificar, como señaló la testigo, que desde las ventanas de este edificio, ubicado en una esquina, se puede observar la actividad de dos calles. Precisamente, los investigadores querían comprobar este dato porque la testigo ha indicado que ella, desde la ventana, observaba la llegada de José María Rodríguez y de Álvaro Gijón. Siempre según la versión de la mujer, a la que los investigadores otorgan una total credibilidad, los dos políticos acudían a este piso a mantener relaciones sexuales con las prostitutas. La testigo dijo que ella había visto a los dos políticos llegando en numerosas ocasiones y que desde una puerta acristalada de la vivienda había observado cuando mantenía relaciones con las prostitutas. Pero, además, facilitó un dato que los investigadores consideran muy relevante para el caso. Afirmó que ni Gijón, ni Rodríguez abonaron nunca los servicios sexuales. La factura la pagaba Bartolomé Cursach. Lo detalló porque, siempre según su versión, ella era la encargada de cobrar los servicios. La factura más cara que cobró fue de 36.000 euros.