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Boulevard

Antich paga con un ataque de ansiedad el maltrato de la gestora

Los médicos de Barcelona inhabilitan y denuncian a colegas que aplican tratamientos no probados a enfermos terminales; Huguet predica que cualquiera puede recetar en la UIB

La otra plaga del olivo mallorquín. En una foto captada este mes, los turistas consideran que el árbol situado frente a Cort forma parte de la oferta de ocio, como la Calle del Jamón o Punta Ballena. En su país no lo harían. DM

Sabíamos por qué le llamábamos Sant Francesc d´Antich. Interiorizar las crisis solo difiere su estallido corporal. Francesc Antich sobrevivió a ocho años de Maria Antònia Munar, pero la gestora estalinista del PSOE le ha costado la salud. El martes se adelantó un infarto desmentido, pero la sensación de asfixia y el dolor remitían a un ataque de ansiedad. El senador puede agradecer la noche en observación hospitalaria al maltrato sufrido, en el engendro sectario diseñado por Susana Díaz para acabar con Pedro Sánchez.

El impasible Antich pasó tantas tribulaciones en la junta militar del fúnebre Javier Fernández, que se sintió obligado a volver a fumar. Su posición de elemento extraño en el órgano de obediencia a Díaz se saldó con broncas de importancia. El segundo expresident más longevo de Balears recibió un rapapolvo colectivo de casi dos horas, por mantener su oposición a Rajoy. El enterrador y su pandilla ofrecían una imagen pública de disciplina maoísta, en contraste con el ensañamiento con los discrepantes. Esperemos que la llegada de Sánchez facilite por lo menos la recuperación del creador de los Pactos de Progreso en toda España. Antes que Pasqual Maragall, antes que Zapatero.

El pasado jueves, el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona anunciaba que había inhabilitado a seis colegas por "mala praxis", al haber aplicado tratamientos no aprobados a enfermos terminales. Según el presidente colegial, Jaume Padrós, los facultativos sancionados "juegan con la confusión" de los enfermos desde "sus webs", cometen "un engaño moral y una estafa económica".

Ese mismo día, Llorenç Huguet defiende ante el Parlament que en la UIB de su propiedad, cualquier profesor puede recetar sustancias de eficacia no probada a un enfermo y cobrarle los servicios en un tenderete del campus, con tal de que tenga una Licenciatura de Marketing. Aplausos enfervorizados de los diputados, al rector se le olvidó añadir que propondrá el doctorado honoris causa para el biólogo Pablo Escribá. Los profesores y doctores denunciantes serán expulsados del claustro, por alterar la paz académica.

El dueño de la Universitat compareció escoltado por el vicerrector Jaume Carot, protector del mayor escándalo en la historia académica de Balears y por tanto promocionado a Investigación e Institucionalización. Este físico, oportunamente escondido durante la campaña electoral, aspira a suceder a Huguet. Desde luego, es difícil imaginar un sustituto más adecuado para el rector que regalaba el dinero de todos a Urdangarin.

Según me reconoció el Richelieu de Huguet respecto al candidato, "no había otro". Solo puedo darle la razón. Por lo menos, han reemplazado al inútil jefe de publicidad por alguien alfabetizado. La conclusión de esta historia en dos ciudades es que los médicos de Barcelona son primitivos, y que en Mallorca somos unos adelantados de las falsas ciencias.

Tolero a los fanáticos de Rafael Nadal, pero reservo mi entusiasmo para Carlos Moyá. De ahí mi satisfacción cuando me encuentro el pasado miércoles en el Profitness a Álvaro Gijón, ejercitándose a la mañana siguiente de que presumiera de no haber incumplido ninguno de los pecados capitales. Supera incluso a Teresa de Calcuta, infractora de la soberbia. Solo le faltó anunciar que no había visto Emmanuelle ni El padrino. En su caso, parece adecuado haber prescindido de las fabulosas instalaciones del Megasport de Cursach.

Me gustaría ser parco y reservado como Pedro Meaurio, a la hora de enaltecer a un auténtico servidor público que viene de marcharse sin cambiarse los zapatones. Con ellos recorría más kilómetros en el ámbito de Son Sant Joan que los pilotos en sus locos cacharros. Meaurio inaugura la lista de los mallorquines admirables, la añoranza crece al contemplar el esfuerzo de la siniestra Aena al enfocar al aeropuerto contra los nativos. Por si acaso, vayan cosiendo una estrella en su ropa, para sobrevivir en la Mallorca moderna.

A propósito, hoy nos ilustra la primera foto de un olivo mallorquín que no está ligado a la Xylella, sino con otra plaga más acuciante. La foto captada este mes muestra a los turistas que han reconvertido el árbol sagrado de la plaza de Cort en un parque de atracciones para sus niños. Toda Mallorca tiende a la Calle del Jamón o Punta Ballena. En los olivos florecen suecoalemanes, qué bella metáfora. En su país no lo harían, por lo que la barbarie debe ser asociada al clima y no a la identidad. Si se descalabra un chaval, la culpa será nuestra.

No todo han sido descensos en el Real Mallorca. El inolvidable Ufff Claassen ha cambiado el fútbol por el amor, y ha ascendido a la isla hermana de Singapur, nuestra única opción de futuro al margen de Hong Kong. No todos los emigrados financieros han corrido la misma suerte. Francisco Verdú era feliz en Mallorca como consejero delegado matutino de Banca March y poeta vespertino. Atendió a los cantos líricos de sirena de Bankia, y el fiscal de la Audiencia Nacional le pide ahora muchos meses de cárcel junto a Rodrigo Rato, otro mallorquín ocasional.

Me sumo a quienes consideran inadmisible que los defensores de sa Feixina hayan secuestrado a Franco para defender la continuidad del monumento falócrata. Vean Testigo, una adaptación francesa de La vida de los otros donde el impagable François Cluzet se confirma como el Dustin Hoffman galo, aquí en su papel de Marathon Man.

Reflexión dominical canina: "El día en que los animalistas descubrieron que los perros votan a la derecha".

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