El tiempo se acaba y el sprint se acelera: los propietarios de casas aisladas, adosadas y entre medianeras, las únicas que se pueden alquilar legalmente a turistas con la ley actual (aprobada en 2012 por el PP de Bauzá), se han lanzado en alud para lograr licencia antes de que el Govern endurezca las condiciones. Eso ocurrirá este mismo mes: a finales de junio está prevista la aprobación en el Parlament de la reforma que aplicará el Pacto entre PSOE, Més y Podemos a la regulación del alquiler. De ahí la estampida de solicitantes, de la que hay datos: durante el pasado mes de abril se batió un récord de nuevas viviendas de alquiler turístico, 632 en total, tantos como se presentaban entre 2012 y 2015 cada seis meses.

La carrera por hacerse con una autorización de arrendamiento vacacional había empezado antes, a mediados de 2016, cuando se tramitaban entre 150 y 300 solicitudes por mes, el doble que en años anteriores. Pero el trasiego creciente solo se convirtió en catarata imparable en diciembre. Ese mes, el vicepresident y conseller de Turismo, Biel Barceló, hizo público el anteproyecto de la reforma del alquiler turístico. El efecto fue inmediato: de las 209 solicitudes de noviembre el registro turísticos pasó a 552 en diciembre, una cifra tan gruesa que multiplicaba por seis las 88 de diciembre de 2015, las 79 del mismo mes de 2014 o las 78 del diciembre 2013.

El frenesí se enfrió un poco en enero, cuando el volumen de peticiones creció un 58%, un avance fulgurante solo relativizado por el hecho de que el resto de meses los incrementos son de entre el 100% y el 500%. En febrero, con el anteproyecto quemando etapas y los detalles de la reforma llegando a todos los propietarios, las declaraciones de inicio de actividad turística se duplicaban, hasta las 307 en un mes, a las que seguían las 521 de marzo, las 632 del récord de abril y las 237 de los primeros 11 días de mayo, cuando se esperaba otro máximo. Y lo mismo está sucediendo en junio, confirman fuentes de la Conselleria de Turismo, en las que explican por ejemplo que en solo cuatro meses de 2017 se han tramitado tantas peticiones como en todo 2014 y muchas más de las que se presentaron en 2015. “Hemos tenido que dedicar cuatro personas a estas tramitaciones”, confirma la directora general de Turismo, Pilar Carbonell, que se declara consciente de que lo que intentan quienes hoy tienen derecho a alquilar a turistas (solo casas aisladas, pareadas o entre medianeras) quieren garantizarse de cara al futuro esa autorización.

Los nuevos requisitos

Luego ya no será tan sencillo lograr el permiso para hacer legalmente negocio turístico con viviendas residenciales. A partir de la la reforma, que salvo sorpresa mayúscula estará ya en vigor en julio, los propietarios deberán cumplir requisitos de calidad y servicios más exigentes. Además, tendrán que estar dentro de las zonas en las que el Consell de Mallorca (o el Ayuntamiento, en el caso de Palma) permitan el alquiler turístico. Y cuando cumplan todo eso, solo obtendrán licencias que caducan a los cinco años. Hoy no es así: basta con presentar una Declaración Responsable de Inicio de Actividad Turística (Driat) y pagar las tasas (315 euros como mínimo) para hacerse con una autorización para el alquiler turístico que no tiene fecha de caducidad. “Creemos que gran parte de las que se están presentando en los últimos meses son peticiones por si acaso, es decir, por si en un futuro quieren alquilar a turistas casas que hoy usan como residencia. También hay casos de gente que estaba alquilando ilegalmente y ahora lo quieren hacer bien, porque las multas también serán más altas”, analiza la directora general de Turismo.

Pilar Carbonell no cree en cambio que la avalancha de peticiones de los últimos meses responda a la oleada de inversiones especulativas denunciada por colectivos ecologistas como el GOB o Terraferida, que sostienen que hay grupos inmobiliarios construyendo apresuradamente para alquilar a turistas. “No creo que eso esté ocurriendo”, dice Carbonell, aunque abundan los indicios que apuntan a una realidad muy distinta.

Diario de Mallorca publicaba hace dos semanas que en AirBNB se anuncian para alquilar este verano casas que en este momento están en construcción, hasta el punto de que lo que muestra la multinacional del alquiler turístico son solo imágenes de los planos de la vivienda (ofrecida,en Son Espanyolet, a 500 euros la noche). Podría ser anecdótico, pero hay datos oficiales que hablan de movimientos especulativos ligados al turismo de alquiler. Por ejemplo, el Consell de Mallorca detalla que en el año 2016 las solicitudes para construir casas en suelo rústico se dispararon un 27%, algo que la consellera insular de Ordenación del Territorio, Mercedes Garrido, atribuye en gran medida a “los beneficios económicos del alquiler vacacional”.

Obras aceleradas y en rústico

La reforma del Govern también explica la urgencia en el caso del suelo protegido: el nuevo marco legal restringirá el alquiler vacacional en suelo rústico, pero no negará el derecho a explotarlo a quien llegue al día de la aprobación de la ley con licencia de alquiler turístico. En esa realidad se explica también un último dato, firmado por el Colegio de Arquitectos de Balears, que documenta que el 81% de los proyectos de construcción que están visando corresponden a vivienda unifamiliar, es decir, esas casas que hoy por hoy son las únicas que pueden arrendarse legalmente a turistas. La estampida acelera así también el negocio de la construcción, aunque el tiempo se agota: la carrera por hacerse con licencia turística acaba este mismo mes.