Lucas Gálvez, conseller electo de Podemos en el Consell de Mallorca hasta ayer, se ha rebelado tirando con bala contra su partido. La formación morada lo dejó sin sueldo, alegando su "falta de implicación" y él asegura que "me he convertido en el cabeza de turco de Alberto Jarabo (secretario general de Podemos) por hacerle oposición interna y porque yo fui el redactor del llamado manifiesto de Sineu" del sector crítico.

Gálvez ha pasado a ser conseller no adscrito a ningún partido político, renunciando a permanecer en la formación podemita. Desde el partido morado le han exigido que entregue su acta y dimita para dar paso a un compañero, pero Gálvez se niega: "Entregaré el acta de conseller del Consell cuando vea que el partido está cumpliendo lo que prometió que haría ante la ciudadanía. El manifiesto de Sineu, critica la gestión de Jarabo en las islas y, curiosamente, fue recogido en un 80% por el manifiesto que se aprobó en el congreso de Vistalegre II".

La dirección de Podemos decidió quitarle el suelo con dedicación exclusiva a Gálvez hace poco más de un mes. Primero tenía dedicación parcial y luego le dejaron solo con las dietas. "Me parece un atentado -afirmó Gálvez- que Aurora Ribot (portavoz de Podemos en el Consell) diga que yo no vengo a las comisiones porque vivo en Felanitx. Ellos pretenden que yo baje cada día de mi pueblo y trabaje ocho horas por 900 euros. Es imposible conciliar".

La situación que vive Gálvez es similar a la vivida en el Parlament con Xelo Huertas y Montse Seijas. Sale a la luz una nueva guerra intestina en Podemos que puede dejar muy tocada a la formación morada. El conseller díscolo, en el pleno de ayer, pese a sentarse en los sillones de Podemos, ya ejerció su labor en solitario.

25 sanciones disciplinarias

Iván Sevillano, portavoz adjunto de Podemos en el Consell de Mallorca, cargó contra Gálvez: "Es un fraude a la ciudadanía que no devuelva el acta, ya que la consiguió gracias al partido".

Podemos le ha puesto al conseller díscolo hasta 25 sanciones disciplinarias, 19 de leves, cuatro de graves y dos de muy graves. Estas últimas se deben a "incumplimiento de las directrices" del partido y a la acumulación de sanciones denominadas graves. El resto se enmarcan en sus "continuadas ausencias" a plenos del Consell, comisiones de la misma institución insular y reuniones de los órganos del partido al que estaba convocado por su condición de cargo electo.

Sevillano explicó que Lucas Gálvez "no se implicó como debería haberlo hecho en su función de conseller". De igual modo, censuró su "decisión unilateral de abandonar el partido sin devolver su acta de conseller electo del Consell". Iván Sevillano recordó que el proceso lógico que marcan las normas del partido morado es que cuando un cargo abandona la formación debe poner a disposición del partido su puesto.

Desde la formación morada negaron en todo momento las acusaciones vertidas por Gálvez, al considerar que se le quitó el sueldo por su oposición interna contra el aparato del partido que dirige Alberto Jarabo. "Es rotundamente falso, los motivos son claros y son la falta de implicación durante estos dos años de legislatura", apostilló Sevillano.