"Otra vez hay ambiente de huelga", lamentaba ayer el presidente de la asociación de autónomos del taxi, Biel Moragues, al tiempo que aseguraba que las patronales del sector no están impulsando nuevas protestas, pero que el malestar entre este colectivo no deja de crecer.

Las tensiones están relacionadas con la dificultad con la que se trabaja en estos momentos en el aeropuerto a causa de los problemas circulatorios existentes, pero muy especialmente por considerar que la conselleria de Movilidad ha reducido el nivel de vigilancia que se había comprometido a mantener, según esgrime este portavoz del sector. Tras aprobar el decreto que endurece las sanciones contra los vehículos que trabajan de forma irregular, durante algunos días la presencia del personal de inspección fue constante, pero ahora ya se ha reducido hasta convertirse en testimonial.

Aunque Moragues reconoce que la mayoría de las empresas de discrecional que contrataban sus servicios en la zona de llegadas han dejado de hacerlo, advierte de que algunas han comenzado a reincidir junto a la puerta seis, sin que se encuentre a los inspectores para formular la correspondiente denuncia.

El presidente de los autónomos del taxi señala que tanto el colectivo que representa como el personal del aeropuerto se encuentran con el mismo problema: cuando se detecta una actividad irregular, no se sabe a quién llamar para que acuda a abrir un expediente sancionador.

"Hemos pedido a la Conselleria que los inspectores que estén de guardia lleven un móvil corporativo al que poder recurrir para localizarlos, pero no quieren. Lo que es absurdo es que andemos enviando mensajes por whatsapp al director general o al conseller", afirma Moragues.

Igualmente, insiste en que la presencia policial también esta siendo mínima a la hora de vigilar la zona pese a que había un compromiso para elevarla.