Estarán cuatro días en las islas y tendrán su veredicto. De ellos dependerá en gran parte el futuro del campo balear. La tala de cientos de hectáreas de árboles, arbustos y plantas está en sus manos. Por ello, en la Conselleria de Medio Ambiente ya tragan saliva. Son los hombres de negro de la Comisión Europea que realizarán la auditoría sobre la situación de la Xylella en Balears. La inflexible troika que juzgará al campo de las islas y sacará su conclusión: erradicación o contención. Y su visita es ya inminente. Ya vienen.

Ayer, el conseller de Medio Ambiente, Vicenç Vidal, se reunió con los responsables de Agricultura y de Sanidad Vegetal para ultimar los preparativos de una visita esperada desde hace meses.

La denominada "misión" de los técnicos del departamento de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea llegará a Mallorca el próximo lunes y empezará a trabajar el martes 13. Estará dos días y después se desplazará a Eivissa. La siguiente semana volarán rumbo a la península, donde estarán en Andalucía y en la Comunidad Valenciana.

Durante su estancia, seguirán un estricto protocolo que les llevará al laboratorio de Sanidad Vegetal de la conselleria y a algunos puntos en los que se ha detectado la plaga de Xylella en las islas. Su objetivo será contrastar los datos de positivos de la bacteria de los que ha estado informando el Govern y comprobar las medidas que está aplicando el Ejecutivo.

A partir de ahí empezarán la redacción de un informe de auditoría que no se conocerá hasta pasado unos meses y que se facilitará al Comité de Plantas, Animales y Seguridad Alimentaria, que tendrá la última palabra sobre qué medidas aplicar contra la Xylella.

Según los últimos datos hechos públicos por el Govern, hay detectados en las islas 219 casos de Xylella fastidiosa. Las principales especies afectadas son los almendros, los acebuches, plantas ornamentales como las polígalas y las adelfas, y, en Eivissa, los olivos. Según la actual normativa europea, por cada caso detectado deben ser arrancados todos los árboles y plantas susceptibles de ser infectados en un radio de 100 metros a la redonda: por cada detección deben ser devastadas tres hectáreas de campos y cultivos.

Es el llamado protocolo de erradicación que el Govern aplicó en los dos primeros casos, y que ahora se niega a seguir aplicando ya que supondría la destrucción de cientos de hectáreas en la isla.

Los argumentos de Balears

Desde los dos primeros casos detectados en octubre, Medio Ambiente se ha limitado a aplicar un protocolo de contención, que pasa por talar únicamente los ejemplares infectados, y que el conseller de Medio Ambiente, Vicenç Vidal, ha defendido en Madrid y en Bruselas para esquivar las drásticas medidas previstas.

Pese a tener el visto bueno del Ministerio de Agricultura de Isabel García-Tejerina, la última palabra la tiene la Comisión Europea, que lleva meses pendiente de la situación de la plaga en Balears.

Hasta ahora la Comisión Europea ha señalado para Balears el precedente de Italia, donde el plan de erradicación de la plaga ha acabado con dos millones de olivos en Apulia. Sin embargo, en los últimos meses, se ha abierto la puerta a modificar la actual normativa. La conselleria mantiene sus esperanzas en la región italiana de Lecce, dónde la Comisión Europea ha hecho la única excepción a su plan de erradicación.

Ahora, los técnicos de la Comisión, los hombres de negro de la Xylella, valorarán los argumentos que da Balears: que la erradicación es imposible. Ya vienen.