Casi novecientos alumnos (895) escolarizados este curso académico padecen alguna enfermedad crónica diagnosticada y han recibido atención específica y coordinada entre las conselleries de Educación y Salud cuyos máximos responsables, Martí March y Patricia Gómez, respectivamente, realizaron ayer balance del primer año del protocolo fijado para estos menesteres.

Las patologías crónicas más frecuentes entre estos alumnos son asma, diabetes, cáncer, enfermedades cardiacas, desórdenes de salud mental e intolerancias alimentarias, aunque también conviven en las aulas otras enfermedades raras que requieren de atención especializada.

El protocolo persigue que estas patologías no sean un obstáculo para una normal escolarización, para lo que se implica tanto al personal docente como al sanitario de los centros de salud próximos a los colegios con alumnado de estas características, a las familias y a los propios estudiantes. Con estos últimos se trabaja para fomentar su autonomía personal, que ellos mismos sean capaces de manejar su enfermedad.

De los 895 alumnos con estas patologías, tan solo 164 (141 en Mallorca, 14 en Menorca y 9 en Eivissa y Formentera) requirieron actuaciones coordinadas de profesores y sanitarios mientras que para el resto ha sido suficiente el control de los centros de salud.

Si la patología del alumnado puede ocasionar una urgencia vital, se les incluye en el programa de Alerta Escolar y se forma a los profesores de sus centros para que puedan asistirles hasta que llegue la ambulancia del 061. Ya hay 356 alumnos incluidos en este programa y un total de 777 docentes de 130 centros educativos formados para dar unos primeros auxilios que pueden salvar vidas.

El director general de Comunidad Educativa, Jaume Ribas, explicó que hay 28 centros con desfibriladores para atender patologías cardiacas y admitió que para 7 alumnos con cardiopatías menos graves se carece de ellos.