Un testigo protegido, también extrabajador del Grupo Cursach, que ha confirmado que se celebraban fiestas con policías en la discoteca del Paseo Marítimo, ha denunciado que ha sufrido amenazas de muerte de personas próximas a Cursach. En concreto se trata de dos rumanos, uno de ellos todavía en prisión, que se dedicaban a perseguir a extrabajadores que han colaborado en la investigación. Este testigo aseguró que uno de estos individuos, que llegó a Mallorca pocos días después del ingreso en prisión de Cursach, había planificado incluso su asesinato. Lo supo a través de una conversación que escuchó una amiga suya. El individuo le estuvo comentando a su novia su intención de "quitar de enmedio al testigo". Entre los planes que manejaba para su asesinato proponía dos posibilidades. La primera era aprovechar su corpulencia física para meterle en el coche y tirarlo de un puente, simulando un suicidio. La otra era simular que se había ahorcado. Además del asesinato, también había pensado una coartada para que no pudieran vincularle con esta muerte. Compraría un billete para el mismo día con destino a Eivissa, para conseguir que no pudieran relacionarlo con la desaparición del testigo protegido.

En su momento, el juez envió a prisión a los dos supuestos sicarios que estuvieron amenazando a testigos, según se refleja en las denuncias que han presentado estas personas. Uno de ellos salió de prisión después de confesar los planes que seguían para amedrentar a estos colaboradores de la investigación. Se negó a facilitar muchos detalles, porque tenía miedo a su compatriota, ya que su madre vivía sola en Rumanía.