Miquel Comas informó ayer de los detalles sobre la desestimación de las demandas que tres profesores de la Universitat habían interpuesto contra él acusándole de haber atentado contra su derecho al honor al criticar (y llevar a los tribunales) un proceso de contratación que tuvo lugar en 2012 en el departamento de Filosofía.

Comas, que renunció a su cargo de concejal en Cort por Podemos para centrarse en su defensa y hoy está en el paro, ha iniciado a través de un blog la campaña UIB No Callis con la que quiere tratar de captar donaciones voluntarias para asumir los costes del último proceso judicial y crear una "red de apoyo" para gente que se haya podido ver en una situación similar en la Universitat y que por miedo no se atreva a denunciarlo: "Hay más gente, mi caso es solo la punta del iceberg", indicó.

Su idea es que la gente pueda relatar su experiencia (de forma anónima si lo prefiere) y, si logra suficientes donaciones, crear una caja de resistencia para ayudar a sufragar los gastos legales a aquellos que se animen a acudir a los tribunales y tengan que enfrentarse "a un calvario judicial" como el que ha pasado él. Aspira a evitar "el clima de autocensura" que cree que impera en el campus y que todo el mundo pueda opinar "desde el respeto" y libremente por el bien de la institución académica: "La UIB es patrimonio de todos y no la queremos ni callada ni silenciada".

Para Comas, la falta de transparencia y la elevada arbitrariedad en los procesos de contratación son un problema "enquistado" en la Universitat y recordó que así lo criticó la Síndica de Greuges de la institución en un duro informe de 2014.

El exconcejal, que descarta volver por ahora a la primera línea política, solicita al conseller Martí March que incluya "la reforma integral" del sistema de adjudicación de plazas en la UIB en su documento de Pacto por la Educación.

Tras las elecciones a rector del miércoles pasado (en las que Llorenç Huguet revalidó el cargo con holgura), Comas anhela que se "cambie la maquinaria", atendiendo las observaciones de la Síndica sobre la "gran discrecionalidad" en los concursos.

Asegura entender que a la gente que ha sido contratada siguiendo un sistema de contratación determinado no le interese cambiar o cuestionar ese sistema. Esa visión sin embargo es para él un error, ya que aumentar la transparencia únicamente traería beneficios al "reducir a cero las sospechas sobre los concursos".

Huguet rechazó en su primera rueda de prensa como rector las acusaciones de falta de transparencia y señaló que cada año se producen 400 concursos en la UIB sin que apenas haya reclamaciones. Defendió el papel de las comisiones de reclamación y cuestionó el hecho de que la información sobre la absolución total de Comas se hiciera pública dos días antes de la jornada electoral en la UIB.

El filósofo replicó que no tiene "control sobre los tiempos" y que fue el viernes pasado cuando se le comunicó que la última sentencia absolutoria que le quedaba ya era firme ya que el profesor demandante desistía de recurrirla (como ya habían hecho los otros dos profesores demandantes).