Sin ningún pico asistencial y sin epidemia de gripe, las urgencias hospitalarias vuelven a dar que hablar. En este servicio de Son Espases se acumulaban a las cuatro y media de la tarde de ayer un total de 146 pacientes, 64 de los cuales ya estaban diagnosticados y esperaban una cama para ser hospitalizados de una manera más digna, según pudo saber este diario de fuentes del propio servicio de urgencias.

La denuncia de esta situación partió inicialmente del Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) que también coincidía en la cifra de pacientes que colapsaban el servicio a primera hora de la tarde: 145 personas en su caso, una menos.

Y más de diez de estos pacientes llevaban en esta situación desde hace dos días y el que ostentaba el dudoso récord de permanencia en este servicio asistencial acumulaba, a primera hora de la tarde, en concreto a las cuatro y media de ayer, un total de 67 horas y 19 minutos de espera.Planta cerrada para ahorrar

El motivo de este colapso obedecería a la saturación que se vive desde la noche del pasado martes en el servicio de urgencias de Son Llàtzer, un centro que tiene toda una planta de hospitalización con una treintena de camas cerradas por motivos que se desconocen, aunque desde el SAE apuntan que se debe únicamente al afán por ahorrar costes de esa gerencia.

La película de los hechos se habría desarrollado de la siguiente manera. El servicio de urgencias de Son Llàtzer, colapsado la noche del martes, decide derivar pacientes a las urgencias del hospital comarcal de Inca.

Este recurso asistencial, muy modesto, queda rápidamente también saturado, lo que obliga a que, ya durante la mañana de ayer, Son Llàtzer tenga que buscar otro punto de destino para su "excedente" de pacientes. Y los remite a urgencias de Son Espases, que a consecuencia de esta acción se colapsa a su vez.

La situación revestía mayor gavedad habida cuenta de que, en pleno ecuador de la semana, las altas hospitalarias, y por tanto la liberación de camas, son menos ágiles de lo que este panorama de emergencia requeriría.

Y es que, según datos facilitados por las citadas fuentes, el paciente que más tiempo llevaba ayer tarde "ingresado" en el servicio de urgencias de Son Espases lo estaba desde hace más de 67 horas. Esta mañana, cuando esté leyendo esta noticia, si esta persona no ha sido normalmente hospitalizada, habrá superado con creces los tres días de estancia en este recurso asistencial.

Las fuentes de urgencias de Son Espases con las que contactó este medio aseguraron además que la aglomeración no se debió a un repunte de una patología en concreto ya que los problemas de salud diagnosticados eran "una miscelánea" de enfermedades.A los 82 años, en una camilla

La situación a primera hora de la tarde era tan inmanejable que en la zona de camilllas del servicio de urgencias del hospital de referencia, diseñada para albergar un máximo de doce pacientes, se agolpaban un total de 27, más del doble.

Y el enfermo que más tiempo llevaba en este incómodo dispositivo asistencial estaba postrado en él desde hacía veinte horas. Y las mismas fuentes revelaron que un anciano de 82 años permanecía en una de esas camillas desde 18 horas antes.

Por su parte, el Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE), corroboraba que el servicio de urgencias de Son Llátzer, "donde la mala gestión de sus gerentes ha colapsado las urgencias al mantener cerrada la planta empleada habitualmente para descargar ese área", estaba detrás de la crisis en Son Espases. La clausura de la citada planta provocó que 114 pacientes permanecieran en el hospital del área de Migjorn: 50 pendientes de ingreso y 64 a la espera de ser atendidos, según las cifras facilitadas por el SAE.

Esta situación provocó que el jefe de guardia del servicio de urgencias de Son Llátzer diera orden al 061 para que todos los traslados primarios de este hospital se derivaran a Son Espases, lo que generó la saturación descrita en esta información, aseguraron los técnicos de enfermería.