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Opinión

Trabajo para los invisibles

Soy invisible, busco trabajo, lo que sea, con más de 45 años y ni me miran a la cara. El drama de los parados de mayor edad es un callejón sin salida, un túnel oscuro, donde el Govern quiere poner un poco de luz.

Hasta ahora las medidas para tratar de recolocar a esos desempleados de larga duración, que en Balears son 21.314 personas, consistían, básicamente, en planes de formación. Estos cursillos, que en ocasiones han dado lugar a escandalosos fraudes, no han sido muy efectivos.

La reforma laboral se ha encargado, por otro lado, de ir aumentando el número de efectivos de este ejército de personas validas pero rechazadas por el mundo laboral. A las empresas, denuncian los afectados, les ha salido más rentable despedir a los veteranos (con sueldos más elevados) y contratar a nuevo personal con salarios más bajos y otras condiciones laborales más duras.

Algunos Ayuntamientos, como el de Inca, han impulsado también proyectos de ocupación para mayores de 45 años gracias a fondos europeos y con éxito.

Ahora se trata de subvencionar a las empresas, al sector privado, para que recuperen a esos parados desesperados. La medida será incluida en el Plan de Empleo, pero de momento se ignora cuánto dinero se invertirá en esta terapia social y cuántos serán los afortunados que podrán volver a cotizar siquiera unos meses.

El desempleo en la edad adulta tiene efectos dañinos inmediatos: falta de ingresos, la posible pérdida de la vivienda, el deterioro de la salud psico-física, y problemas familiares.

Pero también es susceptible de causar males a más largo plazo: bajas pensiones de jubilación, frustración de las expectativas de vida de los hijos o cronificación de la pobreza, entre otros.

Los golpeados por esta disfunción social hablan de "limbo"laboral y definen el hallar una ocupación como "misión imposible".

La idea del Govern del Pacte es positiva, aunque quizás llegue un poco tarde para algunos desocupados que ya pintan canas.

Como todo en el mundo laboral, al final los que tienen la última palabra en mejorar la situación son las empresas, que deberían recuperar un poco del humanismo social.

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