-Tras el estallido del caso Minerval, ¿se planteó en algún momento no presentarse?
-No, incluso aumentó la responsabilidad para tratar de guiar este proceso de conducir la UIB ahora.
-Es profesor, pero debe haber pasado más tiempo ocupando cargos que dando clases, ¿no?
-No. En el 77 empecé como profesor y no tengo ningún año sin haber dado clases, menos estos dos últimos cursos que solo he hecho seminarios.
-El otro candidato define su gestión como plana, de ir haciendo. Dígame una medida de su programa que haya aplicado este último mandato.
-La lluvia fina a veces es más efectiva que la tormenta. Nuestro programa se ha aplicado al 100%: hemos logrado que aumente la nominativa y que no se hayan hecho más despidos como prometimos; una actualización de la estructura del personal de administración y servicios y ha empezado el pago de la carrera profesional; a nivel de docencia hemos podido ir haciendo promociones de los profesores que ya estaban acreditados.Respecto a los estudiantes, no se han aumentado las matrículas; hemos mantenido la partida para evitar que alumnos con dificultades salgan...
-¿Y su medida estrella del programa actual?
-Una cosa que nos ha quedado en el cajón: reducir la burocracia de Bolonia. Para ello presentamos la oficina de apoyo a la docencia, con personal preparado para facilitar el trabajo a jefes de estudios, equipos decanales y profesorado.
-¿Ha perdido apoyos desde 2013?
-Esto no se sabe. Pero veo confianza. Aspiramos a mejorar los resultados de 2013.
-¿Qué es la transparencia aplicada a la gestión universitaria?
-En 2013 prometí transparencia y se ha conseguido. Las cuentas sobre los recursos se someten a auditorías internas y a la Sindicatura de Cuentas. Por otro lado, la toma de decisiones en la UIB es muy asamblearia y democrática. Tenemos un portal de transparencia y según un ranking somos la quinta universidad más transparente del país. Se ha de dar toda la información posible, pero sin interferir con otras reglas como la presunción de inocencia o disposiciones que sean materia reservada.
Hablamos del expediente sobre Pablo Escribá que se abrió en tiempos de Montserrat Casas y cuya existencia se ocultó, argumentando motivos legales y de confidencialidad; pero estando ya cerrado y sin dar detalles, ¿no se podía ni informar de que existía? No se entiende porque incluso les hubiera beneficiado.
Efectivamente, la información que salió en su medio sobre el expediente nos benefició, porque antes no nos estaba permitido decirlo, nos podrían demandar. Legalmente, solo puede estar al tanto de estos expedientes la persona investigada, el Consell de Direcció y el instructor. Una vez que salió a la luz, ya podíamos decir algo más. Ya lo dije: la UIB ha hecho lo que tenía que hacer en cada momento. Casas lo hizo bien. Cuando llegamos en 2013, respetamos al instructor, que en un momento decide cerrar la instrucción y a nosotros nos parece bien.
-¿Hace autocrítica con la gestión de la crisis una vez hechas públicas las detenciones o lo volvería a hacer todo igual?
-Hemos reflexionado sobre esto. ¿Hubiéramos podido actuar más rápido? Los diez días de vacaciones no pudimos actuar. Al volver iniciamos visitas urgentes para dar la información que teníamos al máximo de gente. Discutimos convocar un Consell de Govern antes, pero no hubiéramos tenido apenas información.
-¿No se arrepiente de haber dejado todo el peso de la rueda de prensa a Jaume Carot?
-No, es quien tenía más información y así lo decidimos con él y Francesca Mas.
-El personal de administración y servicios fue el colectivo que más se le resistió en 2013, ¿qué les ofrece ahora?
-Les pido que valoren el trabajo de los últimos años. Han mejorado sus condiciones de trabajo y se han dado pasos importantes en conciliación y promoción.
-Crespí le culpa de la caída en los rankings de investigación, la segunda mayor del país en cuatro años.
-No entiendo que alguien fundamente su campaña en despreciar la institución que quiere dirigir. La UIB se mantiene en los rankings de investigación, docencia, innovación e internacionalización.
-También le critica que no se informara sobre el informe sobre los "muy pobres" resultados en Campus de Excelencia.
-Crespí debería callar, Casas le ofreció participar y trabajar para conseguir este sello y lo declinó. Había 21 centros y de estos han quedado nueve, uno la UIB, y aunque el resultado hubiera podido ser mejor, es positivo. El doctor Carot no entró al detalle pero sí informó de manteníamos el sello.
