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Opinión

Las personas primero, no los toros

He visitado como paciente y familiar los servicios de urgencia de los dos hospitales públicos más importantes de Mallorca; he intentado conciliar el sueño en pasillos y vestíbulos saturados de enfermos, sanitarios y celadores, como si estuviera en un caótico hospital de campaña, pero sin uniformes militares y heridos que llegan del frente. Pero si algún día mi salud vuelve a quebrarse, llevadme de nuevo a la sanidad pública, sin dilación, ponedme otra vez en manos de un médico de verdad que crea más en su trabajo que en la cuenta de resultados del hospital. He visto ya demasiadas muertes en lujosas habitaciones de centros privados con televisión de pago, wifi y amplio recibidores con sofá; amigos y familiares que entraron confiados a curarse un achaque en una de esas clínicas donde el seguro lo cubre todo hasta que realmente, cuando la cosa se pone fea y más lo necesitas, ya no cubre absolutamente nada. Creo en la sanidad pública como uno de los grandes logros de la democracia en España, como una diferencia esencial que aún nos distingue de países como Estados Unidos o Inglaterra, donde todos los ciudadanos son libres e iguales hasta que enferman y entonces no hay recursos sanitarios para el que nada tiene.

La sanidad universal es nuestra joya a preservar, por eso resultan tan indignantes las imágenes de caos y saturación que la mala gestión y la falta de médicos proporcionan en nuestros hospitales públicos cada dos por tres. Son recursos esenciales para todos los ciudadanos y hay que exigir responsabilidades a los políticos. No puede volver a repetirse. Afortunadamente contamos con un planta de hospitales de muy reciente construcción y espacio más que suficiente para dar servicio a los ciudadanos de toda Mallorca. Pero es necesario que se doten y gestionen de forma óptima. Pero el Govern de Francina Armengol, ya saben, no pone siempre a las personas en el centro de su acción de gobierno, prefiere legislar para toros.

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