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Investigación

Revisan la responsabilidad de los dos pilotos isleños del accidente de Spanair

Un documental estrenado ayer aporta testimonios y grabaciones que apuntan a la deficiente gestión de seguridad de la compañía y al caos de emergencias

El documental ´El último vuelo del Sunbreeze´, de José Luis Capel, se estrenó ayer en el Festival Internacional de Cine de Lanzarote.

La investigación judicial sobre la mayor catástrofe aérea de España en las últimas cuatro décadas -la del Spanair MD82 en Barajas (Madrid) el 20 de agosto de 2008, con 154 fallecidos- concluyó responsabilizando del suceso únicamente a dos víctimas mallorquinas: el comandante y el copiloto. Sin embargo, un documental estrenado ayer revela detalles del accidente, que atenúan la posible responsabilidad de Antonio García Luna (natural de Madrid, pero afincado en la isla) y de Javier Mulet.

El último vuelo del Sunbreeze, dirigido por el realizador José Luis Capel y proyectado esta semana en el Festival Internacional de Cine de Lanzarote, sitúa la lupa de la culpa en otros niveles, como una gestión de la propia compañía aérea más centrada en la rentabilidad que en la seguridad, los posibles errores de diseño por parte del fabricante (Boeing) y una deficiente coordinación de los servicios de emergencia después del accidente, que se produjo nada más despegar.

"Se cargó toda la culpa a los dos pilotos, porque era lo más fácil. No se podían defender. Estaban muertos", manifiesta Capel, en declaraciones a este diario. "El avión era una chatarra volante. Un ejemplo: la palanca de gases, que es el acelerador del avión, estaba precintada con alambre", apunta. El documental, que ha llevado cinco años de trabajo, incluye grabaciones y documentos inéditos, así como reveladores testimonios de uno de los 18 supervivientes del accidente y un abogado experto en aeronáutica.

Primer despegue abortado

José Pablo Flores, superviviente, recuerda cómo ese día el primer intento de despegue se abortó por una avería. El aparato regresó y fue inspeccionado. Los técnicos detectaron una temperatura demasiado elevada en una sonda. El apaño consistió en desconectar un fusible y en aplicar hielo seco. Pero nadie les avisó de otro elemento que había dado problemas: el relé, un dispositivo - "como los plomos de una casa", aclara Capel- vinculado tanto a la sonda como al sistema de alarma de configuración del despegue. "Les dijeron que podían salir igualmente. Hay que tener en cuenta que Spanair, en aquellos años, estaba en medio de una crisis económica", señala el realizador del documental. Spanair estaba vinculada a los conocidos empresarios Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz Ferrán, y tenía un gran arraigo en Mallorca, donde contaba con la base.

Ese 20 de agosto de 2008, el aparato empezó a rodar. "Me extrañó no notar vibraciones. Era una carrera rara", rememora Flores. En esta segunda operación de despegue, el abogado experto en seguridad aeronáutica Carlos Villacorta apunta que la tripulación "omitió" la comprobación de flaps y slats, alerones básicos para el despegue. Pero, matiza, el sistema de alarma les debía de haber avisado, y no fue así. ¿Por qué? Villacorta argumenta que una avería en el relé pudo afectar a este sistema.

En cualquier caso, este punto de la investigación no pudo ser desarrollado posteriormente, dada la negativa del fabricante -Boeing- a ofrecer información sobre este elemento, amparándose en el secreto de propiedad industrial. Tampoco lo valoró la Audiencia Provincial de Madrid, que dictó el sobreseimiento libre de la causa (por lo que no se podrá reabrir nunca) concluyendo que la responsabilidad recaía en los dos pilotos. Dos técnicos de mantenimiento inicialmente imputados acabaron absueltos.

Tras el accidente

El documental se centra también en la descoordinación entre los diferentes organismos encargados de planificar la respuesta ante la emergencia. "El accidente fue sobre las 14.25 horas. Yo estaba como si me hubiese despertado de un sueño. Estaba boca abajo, con la cara pegada al suelo. Oía voces de auxilio y el silencio roto por los tonos de móviles", cuenta Flores, quien refiere que hasta 45 minutos después no recibieron la primera asistencia sanitaria.

¿Qué había pasado en ese lapso de tiempo, entre el accidente y la llegada de los primeros equipos de emergencia? Un caos, subraya el director de El último vuelo del Sunbreeze.

Como se puede ver en las transcripciones de conversaciones recogidas en la información adjunta, quince minutos después del accidente, el coordinador de Iberia se pone en contacto con el centro de gestión aeroportuaria de Barajas para preguntar si se ha activado "algún tipo de plan". Al otro lado, le contesta una voz titubeante: "Pues... No sé... Espérate un segundo", antes de pasarle el teléfono a un compañero, que acaba asegurando que no se ha puesto en marcha el plan de emergencias.

Capel recuerda que, ocho años después, la tragedia aérea no ha concluido aún para muchas de las víctimas. Al trauma que experimentaron, se suman las dificultades para cobrar las indemnizaciones, con unas propuestas de cuantías económicas que son equiparables a las que cobrarían por haber sufrido un accidente de tráfico.

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