Hablar de Instagram es hablar de una de las principales redes sociales del mundo, y una de las de mayor crecimiento. Según Statista, y atendiendo al número de usuarios activos mensuales, esta red social es la segunda más usada del mundo, por detrás de Facebook. Cada mes, más de 600 millones de usuarios nos conectamos para colgar fotos, ver lo que ocurre en el mundo y pulsar ese deseado botón con forma de corazón que regala el premio del like a las imágenes más bellas, llamativas o impactantes.

Millones de amantes de la fotografía, el deporte, los animales, la arquitectura o la naturaleza se sumergen a diario en busca de las más bellas instantáneas de su tema favorito. Los hashtag -#- identifican esos temas en una suerte de etiquetas permanentes que ayudan a más de 600 millones de almas a encontrar esas imágenes con las que deleitarse. #Mallorca, #estaes_baleares, #verano, #igersmallorca o #lovesbaleares son algunos de los hashtag con los que habitualmente se etiquetan las fotos hechas en la isla. Y de los millones de instantáneas que se publican, uno de los algoritmos de Instagram decide cuáles destacar.

Nueve son las imágenes que la red social se encarga de poner en primer lugar. Así, por ejemplo y haciendo una búsqueda rápida, nos encontramos con que #Mallorca ofrece casi cuatro millones y medio de resultados. Pero solo nueve de esos millones de fotos están destacadas. ¿Qué pasaría si alguien descubriera cómo colocar entre esas nueve las fotos que quisiera? ¿Y si se pudiera hacer siempre, y con todas ellas?

Lo cierto es que se podría decir que estamos ante la fórmula de la Coca-Cola de las redes sociales. Y ese Santo Grial de las redes lo han descubierto, a caballo entre Mallorca, Eivissa y Madrid, unos estudiantes que, dirigidos por el experto en redes sociales Amel Fernández, tienen en el social media no solo una forma de ganarse la vida, sino también un estilo de vivirla.

"Hemos dado con la forma de posicionar imágenes dentro de las nueve instantáneas destacadas, para que no queden en las recientes", afirma Amel Fernández, quien desde mañana estará en Palma dirigiendo el curso sobre estrategia en redes Social Media Camp. Hasta hace poco se pensaba que esas imágenes destacadas se posicionaban en primer lugar debido al número de seguidores que tenía el autor o por el volumen de interacciones, pero la realidad es muy distinta. Y como si del descubrimiento de una penicilina moderna se tratara, también fue fruto de la casualidad.

"Sin querer, un día, posicionamos una foto entre las nueve destacadas. Y empezamos a preguntarnos por qué desde una cuenta con muy pocos seguidores había sido destacada esa imagen", relata Amel Fernández. Tras contactar con José Ángel Arias, Eva Añón, Patricia Delgado, y Stephanie Steinbrecht-Aleix se pusieron manos a la obra. "Algo tenía que haber que se nos escapaba, algo debía ejercer su poder sobre las imágenes para que aparecieran ahí. Y empezamos a probar", explica Fernández.

Trabajo científico

La clave del descubrimiento de Amel Fernández y sus compañeros ha sido el método científico. "Ha sido cuestión de prueba error. Empezamos poco a poco, pero con el tiempo fuimos aumentando el número de pruebas hasta que conseguimos que una de las imágenes, a la que le habíamos puesto como diez hashtags, se posicionara como destacada en todos ellos, excepto en uno" afirma el experto en redes sociales.

A partir de ahí todo fue seguir haciendo pruebas para corroborar que el método funcionaba. Para ello cada integrante del equipo tuvo un papel fundamental. José Ángel Arias se encargaba de planificar qué hashtags había que intentar atacar, mientras que el resto del equipo hacía las pruebas a conciencia. La dispersión geográfica de los integrantes del equipo fue clave, tal y como reconoce Arias. "Debíamos probar con diferentes cuentas en distintos lugares geográficos y así cada uno generaba informes paralelos a los otros con los resultados obtenidos, para de esta forma comparar datos de diferentes ubicaciones, diferentes cuentas y diferente número de seguidores".

El trabajo de campo, que se ha prolongado durante meses, ha sido realizado en ratos libres. "Lo hemos tenido que compaginar con nuestros trabajos. A ratos sueltos. Un rato ahora, otro mañana. Eran minutos intensos, pero minutos cada vez", afirma Eva Añón. Stephanie Steinbrech-Aleix también tuvo que sacar tiempo de donde pudo, aunque en su caso fue distinto. "A mí me pillo con mi último proyecto, mis gemelas, y entre biberón y biberón estuve ayudando al grupo. Pero fue muy divertido".

Por el momento el grupo de trabajo ha conseguido posicionar todas las imágenes en temas destacados con hasta seis millones de publicaciones. Eso supone que se puede, por ejemplo, que el algoritmo de Instagram destaque hasta nueve fotos de una misma persona de entre seis millones de imágenes. Y eso tiene un valor incalculable para cualquier marca que se precie y que ve cómo, en la que es ahora mismo una de las redes sociales con mayor crecimiento a nivel mundial, podría colocar sus productos y anuncios destacándolos entre millones de imágenes. Aunque no es el negocio lo que está detrás del descubrimiento.

"La verdad es que lo hemos hecho por amor al arte. Por amor al arte y por amor al avance del Social Media Camp. No lo hemos hecho con carácter comercial. Ni siquiera lo hemos valorado". Pero las llamadas de grandes marcas nacionales no se han hecho esperar, y ya se han realizado jugosas ofertas económicas por la fórmula. Y no ha pasado ni una semana desde que se hizo público el descubrimiento.

La semana que viene, durante el curso sobre redes sociales que Fernández dirigirá en la UIB se realizará una prueba en vivo con la ayuda de los asistentes al mismo, en la que intentarán posicionar nueve imágenes a la vez.

Ahora empieza una carrera emocionante por conseguir llevar la fórmula mágica al límite. "Tenemos que comprobar si podemos repetir con hashtags de, por ejemplo, 200 millones de fotos", apunta rotundo Amel Fernández. Pero no será fácil ya que Instagram podría en cualquier momento cambiar su propio algoritmo para evitarlo. Aunque algo juega a favor del grupo español: el actual algoritmo de Instagram tan solo tiene unas semanas de vida.