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Análisis

El Doctor Panacea lo curaba todo

Pablo Escribá es un alumno de La Salle que descubrió la vocación religiosa antes que la científica. El catedrático detenido había realizado durante...

El Doctor Panacea lo curaba todo

Pablo Escribá es un alumno de La Salle que descubrió la vocación religiosa antes que la científica. El catedrático detenido había realizado durante una década, y hasta que fue acallado por la Universitat en 2014, declaraciones temerarias sobre su capacidad para curar las plagas del siglo XX: diversos tipos de cáncer, obesidad, hipertensión arterial, lesiones medulares, Alzheimer, Parkinson, esclerosis múltiple. Y todo ello con un reducido arsenal de moléculas, apenas variantes del aceite de oliva. Era el Doctor Panacea, el hombre que lo curaba todo. Su repertorio de soluciones era tan amplio, que en las entrevistas que prodigaba se echa en falta la pregunta definitiva. ¿Hay algo que usted no se atreva a curar?

Si una Universitat cuenta con un científico que cura una enfermedad, tiene una bendición. Si dispone de un científico que cura a la vez una docena de enfermedades, tiene un problema. Así ha sido, por desgracia. Los fulgurantes remedios de Escribá tropezaban con los métodos de evaluación de medicamentos, en absoluto persuadidos por una molécula que según su promotor "puede tratar tumores que actualmente son incurables". Y cabe reparar en la insistencia en la curación, no en la mera utilidad. Así se expresaba el Doctor Panacea en 2005, y se revolvía a continuación contra los árbitros de la farmacología. "Algunos científicos consideran que frenar mi proyecto sería, literalmente, un acto criminal". Es una excelente síntesis de la prepotencia científica que ha llevado al catedrático a ser detenido como autor, según la policía, de una estafa con un falso medicamento. Un acto criminal.

Para Escribá, el problema nunca radicó en su trabajo insuficiente o deficiente, sino en el enemigo exterior. Al día siguiente de publicarse en este diario la entrevista citada, su autor recibió una amonestación del gabinete de prensa de la UIB. "Cuidado con Escribá". Hace doce años. Cuánto tiempo perdido.

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