Hace casi dos años y medio, en noviembre de 2014, DIARIO deya se hizo eco de un hecho bastante inusual: la renuncia de dos doctoras de la UIB enuncia de dos doctoras de la UIBa su condición de coinventoras de una patente por la metodología llevaba a cabo en la investigación. Un trabajo sobre el que mostraron sus dudas que reflejaron en un escrito remitido al vicerrector de Investigación, el hoy deslumbrado por los focos mediáticos Jaume Carot.

Las doctoras trabajaban en el proyecto de los hoy cuestionados catedráticos Pablo Escribá y Xavier Busquets. Preguntado entonces por esta renuncia, Carot, tras asegurar que habían hablado con todas las partes, zanjó la cuestión con el salomónico y socorrido "es la palabra de una persona contra la de otra", dijo antes de advertir que "el asunto no estaba cerrado". Proféticas palabras a la vista del escándalo conocido ayer.

Y a la semana siguiente, la contraportada de este diario insistía sobre el asunto poniendo el acento en la sigilosa visita de la Reina Sofía al laboratorio de Escribá en la UIB. Una visita en la que se hizo todo lo posible para evitar cualquier referencia a que el fármaco en el que estaba trabajando el catedrático de Biología Molecular para "curar" el Alzheimer ya se encontraba en fase de experimentación con seres humanos. El propio Escribá aseguraba en la contraportada que su tratamiento curativo estaba en su fase final, listo para ser "aprobado en la primera mitad del año próximo (en referencia al primer semestre de 2015)".