Por vez primera en su historia, durante el mes de agosto del pasado año Balears soportó más de dos millones de personas sobre su territorio en un mismo día. La presión humana a la que las islas se ven sometidas se ha incrementado a lo largo del presente siglo más de un 33%, según los datos facilitados ayer por el Instituto Balear de Estadística (Ibestat).

En concreto, el pasado 9 de agosto había sobre el territorio insular 2.057.244 individuos, la cifra más alta de ese ejercicio y de la historia del archipiélago, un 33,3% superior a la del día con mayor presión del año 2000 (el 10 de agosto), cuando se alcanzaron 1.543.160. El momento con menor presencia humana durante 2016 coincidió con el 23 de diciembre, con 1.110.180 individuos, aunque en este caso ese incremento ha sido del 38,7% respecto al 2000. Esta evolución explica la imagen de saturación que el archipiélago registra, a lo que hay que sumar otro aspecto: por cada persona que hay en invierno, en verano se llegan a contabilizar 1,8.

Llegada de inmigrantes

En informe pone de relieve que el mayor incremento de la presión humana se ha dado a lo largo de esos años durante la temporada baja, siendo ligeramente más moderado en pleno verano. Hay un factor a tener en cuenta; el periodo analizado, entre el año 2000 y el 2016, incluye la fase de fuerte aumento de la población de Balears previo a la crisis por la llegada de inmigrantes, gente que reside en el archipiélago durante todo el año, lo que explica el apreciable crecimiento de las personas que viven en las islas al margen de su temporada turística. Hay que tener en cuenta también que durante la crisis la población balear no ha dejado de crecer, a diferencia de lo sucedido en otras zonas del país. Es decir, la evolución del invierno muestra una mayor relación con el aumento de la población residente, mientras que la del verano aparece más vinculada con la marcha de la primera industria del archipiélago.

En cualquier caso, es innegable que el boom turístico de los últimos ejercicios queda reflejado en el informe del Ibestat. Esos más de dos millones de almas que las islas tenían el pasado 9 de agosto suponen un incremento del 3,1% respecto a la punta máxima de 2015. Pero el momento de menor presión del pasado año supuso una subida muy moderada, del 0,7%, respecto al del ejercicio anterior, lo que muestra como se ha intensificado la llegada de visitantes durante la temporada alta.

Este aumento de la presión humana no ha sido homogéneo, y ha alcanzado su máximo en las Pitiüses, frente a la mayor moderación de Menorca. En Mallorca, la punta máxima en la presencia de personas durante 2016 se produjo el 9 de agosto, con 1.461.959 individuos sobre su suelo, lo que implica que el crecimiento a lo largo del presente siglo ha sido del 33,5%. Por contra, el 23 de diciembre fue el día con menor presión al estar en la isla 872.516 personas, un 36,7% más que en el 2000.

En el caso de Eivissa y Formentera, ese impulso ha sido notablemente más acentuado. El 9 de agosto ambas islas sumaron 374.151 personas, con un alza del 43,4% a lo largo del siglo. Por contra, la menor presión se registró el 6 de diciembre, con 144.313 almas y un incremento del 62,6% respecto al año 2000. En este caso, hay que destacar tanto el fuerte aumento de la población pitiusa, reflejado en el dato invernal, como el hecho de que en verano estas islas más que duplican el número de personas que acogen respecto a la temporada baja.

En Menorca, sus 222.862 personas del 12 de agosto suponen un alza del 18,1%, mientras que las 92.083 del 22 de diciembre llevan ese porcentaje al 27,4%. También se duplica la presión en verano respecto al invierno.