Catorce ciudadanos transexuales de esta comunidad autónoma están en estos momentos en lista de espera para someterse a una operación de cambio de sexo en el hospital Carlos Haya de Málaga, el centro de referencia de todo el país para este tipo de intervenciones, según reveló Oriol Lafau, coordinador autonómico de Salud Mental.

Al tratarse del centro de referencia al que llegan pacientes derivados desde todos los puntos del país, la lista de espera es larga, muy larga. Por término medio, una persona que quiera modificar sus genitales ha de aguardar entre cuatro y cinco años.

El Servei de Salut no realiza este tipo de intervenciones pero deriva a sus pacientes al centro malagueño y luego arregla cuentas con la sanidad andaluza. El coste de la intervención, revela Lafau, unos 18.000 euros, cantidad desalentadora para economías modestas, pero no para otras más saneadas que prefieren pagar de su bolsillo la operación en una clínica privada y ahorrarse la desesperante espera.

Tailandia

O aprovechar un viaje de placer a Tailandia, país especializado en estas operaciones. "Si en Barcelona realizan doce intervenciones de este tipo al año, en Tailandia hacen doce al día", diferencia Lafau. "Allí solo puedes distinguir a un operado de otro mirándole las manos, tal es su nivel de precisión", apunta un familiar de un trans que sugiere con ironía al IB-Salut un cambio de centro de referencia para estas derivaciones de pacientes.

La opción de realizar estas intervenciones en Son Espases ha estado sobre la mesa hace pocas semanas. El actual Govern, muy sensible con esta problemática, busca soluciones.

"Hablamos con el servicio de cirugía plástica de Son Espases. Y se mostraron interesados en realizar aquí este tipo de intervenciones. Pero pusieron unas condiciones, muy sensatas en mi opinión", revela Lafau. A saber, que se contrataran a dos cirujanos plásticos, uno de ellos con formación específica y un segundo de apoyo que iría adquiriendo experiencia con el tiempo.

Además, el primer cirujano, el titular, debería formarse en esta técnica durante unos seis meses en el hospital Clínic de Barcelona. El coordinador de Salud Mental explica que el Servei catalán de Salut deriva a sus pacientes al Clínic para este tipo de operaciones. Y por las tardes, la zona privada de este mismo hospital, Barnaclínic, interviene a transexuales de pago.

Pese a que esta opción evitaría el desplazamiento de los pacientes isleños a la península y las incomodidades y molestias que esto entraña, la economía manda.

"Esta opción no sería coste-efectiva. Calculamos que, en caso de poder ofrecer aquí este tipo de operaciones, de media se harían unas dos intervenciones al año. El coste de esas dos operaciones fuera, unos 36.000 euros, es sensiblemente inferior a lo que costaría pagar el salario anual de dos cirujanos plásticos sin contar con que uno de ellos pasaría seis meses formándose en Barcelona", hace sus cuentas Oriol Lafau.

Por esto, la solución pasaría por derivar a los pacientes a Barnaclínic y que el Servei de Salut asumiera su coste. Los 18.000 euros por cada intervención más los billetes de avión y los gastos de alojamiento y manutención. Esta opción tendría además un deseado efecto secundario: rebajar significativamente los largos tiempos de espera que hay que aguardar para ser intervenido en el centro de referencia de Málaga.

Lafau explica que antes de la entrada en vigor de la ley 8/2016 para garantizar los derechos de lesbianas, gays, trans, bisexuales e intersexuales y para erradicar la LGTBI fobia, el 30 de mayo del año pasado, era necesario que el paciente contara con un informe de un psicólogo o un psiquiatra en el que se diagnosticara su disforia de género (término técnico con el que se designa a las personas que tienen una contradicción entre su identidad sexual o identidad de género en contraposición al sexo biológico de su anatomía y cromosómico).

Pese a que este informe psicológico previo ya no se pide, desde el pasado 2 de enero se creó en Son Espases la Unidad de Identidad de Género (UDIG) en la que un profesional especializado en Psicología Clínica orienta y asesora a las personas que no se sienten conformes con el sexo con el que han nacido (ver entrevista a la derecha).

Oriol Lafau resalta que se barajó, para no ahondar en la estigmatización que aún padece este colectivo, no crear esta unidad especializada y, simplemente, derivar a los trans que precisasen de ayuda a un psicólogo normal, pero que fue la propia delegación balear de Chrysallis (Asociación Estatal de Familias de Menores Transexuales) la que optó por la creación de esta unidad.

También recuerda el coordinador que antes se exigía a los trans una prueba de vida, esto es, que las personas que querían cambiar su identidad sexual biológica habían de demostrar durante un mínimo de seis meses que podían vivir plenamente con el sexo que habían elegido, vistiéndose y comportándose como hombre o como mujer lo que, a juicio de los expertos, era una auténtica barbaridad.

Hormonación

Estos eran los pasos previos sin los que, antes de la mencionada ley, no se podía comenzar un proceso de transición de género que se inicia con una hormonación no exenta de riesgos.

Luego estos pacientes se pueden someter a una mastectomía o a un aumento de pecho y a un vaciado de ovarios y útero, intervenciones todas ellas que se pueden realizar aquí. Los trans entran en la lista de espera general para estas operaciones aunque, lógicamente, en las mastectomías tienen prioridad los pacientes con cáncer de mama y los quemados.

"Y luego se pueden someter a una vaginoplastia o a una faloplastia, aunque desde luego que hacer una vagina es mucho más fácil que hacer un pene. Para la primera y con el objetivo de evitar rechazos, se suele dejar que el pene se desarrolle antes de acometer la intervención porque la vagina se hace con la piel del miembro. Hacer un pene es mucho más complicado. Se suele usar un músculo del antebrazo pero el resultado es un falo no funcional y con frecuentes infecciones. Por eso, la mayoría de los trans masculinos siguen con el órgano sexual con el que nacieron", concluye Lafau.