Con un solo grito una mujer visibilizó ayer al elefante en la habitación del PP: la lengua. Mientras Biel Company hablaba desde el atril de unidad e ilusión, una espontánea indignada exigió: "¡En español, por favor!".

Al flamante líder popular no le dio tiempo a contestar "ahora voy", cuando los abucheos subieron de tono. Company prosiguió: "Hoy es un día de fiesta para todo el partido". Intentó conciliar: "hablaré en castellano si alguien no lo ha entendido". El auditorio le echó una mano para zanjar el episodio, con una ovación y gritos de "presidente, presidente". Y Company siguió. La escena recordó al congreso de 2010, cuando el diputado Joan Flaquer también fue abucheado por los seguidores de Carlos Delgado por hablar en catalán.

Ante este déjà vu, los defensores de Company no pudieron más que mover la cabeza apesadumbrados: "¡Qué pena!", comentó una exconsellera. El acto de proclamación del candidato ya había empezado y José Ramón Bauzá aún no estaba en la sala. Algunos comenzaron a pensar que no haría acto de presencia. Pero sí. Entró cuando Teresa Palmer agradecía su presencia a miembros de sindicatos, asociaciones y partidos (cuatro de PI, dos de Ciudadanos y otros de ámbito municipal). Joan Simonet, gerente de Asaja y ex alcalde de Alaró al que Bauzá expulsó de las listas populares por estar imputado (algo que no sucedería ahora según los estatutos aprobados el sábado), recibió uno de los aplausos más largos de la tarde. Bauzá también recibió una cerrada ovación a su llegada y la mayoría del auditorio se puso en pie para recibirlo. Se sentó en primera fila, alternando rictus serio con sonrisas comedidas ante el discurso de Company, quien aseguró perdonar las "jugadas sucias" sufridas durante la campaña, pero no perdió ocasión en mencionarlas y recordarlas una y otra vez durante su intervención.

No se vio por el lugar a l'amo. Biel Cañellas, supuesto mentor de Company en este proceso, no vivió la victoria del santjoaner en es Molí des Comte. Los imputados, como José María Rodríguez o Álvaro Gijón, tampoco se acercaron.

El que fuera president del Govern en la anterior legislatura recibió muchas muestras de cariño mientras salía del auditorio. Declaró a los medios sentirse "satisfecho" con haber conseguido un 27% de los votos "en dos meses escasos". Señaló que la participación había sido "muy baja" como prueba de que "hay que trabajar" para devolver la ilusión al partido y aprovechó para recordar que fue él quien implantó el sistema de "un militante, un voto".

La mayoría de caras vistas ayer eran de alegría, y sobre todo de alivio: han pasado casi dos años desde las elecciones autonómicas y el proceso para nombrar a un nuevo presidente se ha hecho muy largo. Una agonía por fin acabada. Ahora, decía una afiliada, "toca salir y embestir a Podemos".