Siete años han transcurrido desde que los afiliados del PP votaran a su líder y en ese tiempo, todo ha sido superlativo: mayoría absoluta de récord, manifestación masiva, épico batacazo electoral. Ayer el triunfalismo de los abrazos y los aplausos acompañó más a Biel Company y la votación de hoy se ve como un trámite: las porras solo varían en los porcentajes.

El de ayer en el Molí des Comte fue el primer congreso de la historia del PP en el que no estuvo José María RodríguezJosé María Rodríguez y, sin Rodri como rey de la pista y en un ambiente frío y de fractura, muchos tiraron de gintonic para animarse ya desde la hora del vermut. Mientras, ajeno a risas y copas, José Ramón Bauzá se encerraba en una sala con un colaborador.

Company se fue a comer fuera para repasar el discurso bilingüe que leería palabra por palabra, con el objetivo de contener a su campechana lengua. Los nervios le hicieron cerrar su intervención con un eslogan mixto: "¡Todos feim partit!". Al entusiasmado público le dio igual: "¡Presidente, presidente!".

Bauzá se mostró más sentimental en su tono y shakesperiano en sus gestos y, como acostumbra, solo utilizó el catalán para referirse a los afiliados de Eivissa y Formentera y para hablar de la identidad y " lo nostro". Cuando nombró a Carlos Delgado como miembro de su equipo, una decena de incondicionales se pusieron en pie para aplaudirle.

Otra ausencia fue la de Biel Canyellas. Sebastià Sagreras faltó por enfermedad, por lo que José Vicente Marí leyó en su nombre el informe del secretario general. diputado ibicenco sorprendió por su look algo 'podemita': chaqueta impermeable y mochila.

Por la tarde los periodistas pudieron seguir los discursos en el auditorio, pero por la mañana alguien pensó que era una buena idea 'hacerse un Balti' y expulsar a los plumillas, condenándolos a seguir las intervenciones desde otra sala a través de un plasma de esos que gustan a Rajoy.

Mercedes Celeste y su cuidada intervención sobre la lengua en la educación fue abucheada por los partidarios de la "lengua balear", algo que sentó muy mal a los del equipo de Company: "Me ha dado mucha pena", comentaba una política veterana a algunos de Nuevas Generaciones.

Los de Delgado no se libraron de los dardos cuando éste pidió repetir la votación de la enmienda sobre la lengua argumentando que el resultado había sido "muy ajustado", pese a que su propuesta había sido rechazada por más de 300 votos y contaba solo con 30 apoyos: ¿Incompetencia matemática? Al votar con carteles de colores (rojos para el no y verdes para el sí), los detractores del exalcalde de Calvià lo achacaron más bien a un posible problema de daltonismo.

Donde no hubo dudas en el recuento fue con la enmienda que hizo la concejal de Sant Llorenç Manuela Meseguer, que propuso que a la hora de repartir puestos se dé prioridad a las personas con cargos municipales (como ella). Solo obtuvo un voto: el suyo.