El que fuera jefe de la Policía Local de Palma, Joan Mut, actualmente expedientado por el Ayuntamiento y apartado de su cargo, ha sido citado por el juez para que la próxima semana declare como investigado. Tendrá que defenderse de las sospechas de que, desde su cargo de responsabilidad, pudo proteger los intereses de los negocios de Bartolomé Cursach, en perjuicio de otros empresarios.

El auto que redactó el juez Penalva para justificar el ingreso en prisión del empresario cuestiona la actuación profesional de Mut, al intentar influir en uno de sus subordinados, un agente destinado en la Playa de Palma, que se atrevió a formular una denuncia contra uno de los locales de Cursach por exceso de ruido. Este policía fue llamado a capítulo y tuvo que presentarse en el despacho de su jefe. Cuando entró se encontró con la sorpresa de que Mut no estaba solo. Estaba acompañado de Tolo Sbert, vicepresidente del Grupo Cursach, que presenció la conversación entre los dos policías. Según describe el juez, Mut intentó convencer al agente que retirara la denuncia por ruido diciendo que había realizado una interpretación errónea de la situación del local de Cursach. Sin embargo, el jefe de la Policía de Palma se encontró con la posición firme del agente, que no solo anunció que no tenía intención alguna de retirar la denuncia, sino que se ratificó que la discoteca del magnate de la noche estaba incumpliendo la normativa de regulación de ruidos. Este policía tuvo que defenderse después de una querella criminal que presentó el Grupo Cursach, que finalmente fue archivada.

Patrulla verde

Dentro de la investigación secreta que dirige el juez Penalva y el fiscal Subirán, junto a la Policía Nacional, también han sido citados a declarar todos los agentes que aparecen nombrados en el auto, que supuestamente habrían estado trabajando a favor de Cursach, a cambio de premios. La mayoría de estos policías locales estaban destinados en la Patrulla Verde, la unidad que se encarga del control de los locales de ocio. Los investigadores están convencidos de que el Grupo Cursach utilizaba a estos agentes, no solo para defender sus negocios, sino sobre todo para atacar a los otros empresarios de la competencia. Mientras que las discotecas de Cursach apenas recibían inspecciones, que eran permanentemente visitados por la Policía Local.

Todos los agentes que han sido citados, entre los que está el oficial de la Patrulla Verde, ya han sido detenidos en alguna ocasión, y la mayoría ingresaron en prisión. Algunos pasaron largos meses entre rejas, si bien todos están ahora en libertad bajo fianza, aunque están suspendidos de empleo y sueldo.

La investigación ha demostrado que el Grupo Cursach contrató a varios policías locales para que trabajaran como porteros en las discotecas de la Playa de Palma. Con ello se conseguía un doble objetivo. Por una parte, se mejoraba la seguridad y, por otra, se evitaba las inspecciones. Además, también se conseguía apartar de las zonas donde están ubicados estos locales de ocio a los grupos de delincuentes que actúan en la Playa de Palma.

Numerosos testigos han denunciado el distinto trato de favor que venía recibiendo los negocios de Cursach, con respeto a otros locales nocturnos de la discoteca. Mientras los negocios del empresario encarcelado apenas recibían visitas policiales, otros sufrían constantes inspecciones. Y los policías que realizaban estas actuaciones eran siempre los mismos. También se ha detectado, a través de documentos oficiales, que el magnate del negocio nocturno conseguía que las pocas denuncias por irregularidades que tramitaba la Policía Local, después no se ejecutaran.

Extorsiones

La mayoría de estos policías citados a declarar han sido acusados de exigir dinero a determinados negocios, la mayoría de pequeños empresarios del ocio nocturno, a cambio de no sufrir inspecciones. Si se negaban a pagar lo que les pedían, estos negocios sufrían constantes redadas policiales. Estas actuaciones se solían realizar en el horario que ocasionaba un mayor perjuicio al empresario. Se hacían cuando había más clientes en el negocio. De hecho, la mayoría ya no volvía al local de ocio por la incomodidad que suponía que fueran identificados por la Policía. Algunos empresarios han denunciado que estas actuaciones irregulares de la Policía Local les arrastró a la ruina económica.