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Opinión

No es un auto, es la crónica de la Mallorca de hoy

El auto de prisión preventiva de Bartolomé Cursach es el documento más escalofriante escrito hasta el momento sobre la Mallorca...

No es un auto, es la crónica de la Mallorca de hoy Guillem Bosch

El auto de prisión preventiva de Bartolomé Cursach es el documento más escalofriante escrito hasta el momento sobre la Mallorca contemporánea, a la altura de Gomorra de Roberto Saviano. No por la descripción minuciosa de los presuntos manejos en la sombra del magnate de la noche, al que señalan unos indicios delictivos muy comprometedores que habrá que demostrar punto por punto, sino por la cantidad ingente de personas que a lo largo de décadas se han dejado corromper por los tentáculos del empresario, sin resistencias heroicas, anteponiendo los intereses particulares a los públicos que prometieron defender con diligencia o simplemente mirando hacia otro lado: políticos de derecha y de izquierda, periodistas, presidentes de asociaciones empresariales y, sobre todo, agentes del orden, las policías locales de Palma y Calvià, tipos armados con presunción de veracidad actuando por encima de la ley y al servicio de los negocios de un empresario, aunque eso supusiera incumplir con su deber, cometer actos delictivos, extorsionar a ciudadanos inocentes y atacar con saña sus medios de subsistencia con denuncias falsas, maniobras propias de repúblicas bananeras donde las garantías democráticas son una risa. Eso era la Mallorca que creíamos a la vanguardia de la modernidad, una farsa, una apariencia de bonito paisaje dominada por un poder absoluto y pestilente. Solo la repulsa ciudadana de esos actos puede devolvernos todo lo perdido como sociedad. Para resarcir a las víctimas resulta demasiado tarde.

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