El rechazo que empieza a generar el exceso de turistas de los últimos años solo se detecta en Balears y Cataluña, donde el malestar con la masificación y sus incomodidades "no es tanto un fenómeno social como político". Así que la saturación no existe, son peleas partidistas. O eso opina el ministro de Turismo, Álvaro Nadal (PP), que con esa declaración ha estrenado el cargo ante la prensa internacional que sigue hoy el inicio de la principal feria turística del mercado alemán, la ITB berlinesa.

La respuesta más polémica de Nadal ha llegado precisamente a preguntas de un reportero alemán, que trasladaba al ministro la preocupación de los touroperadores del mercado alemán con estos síntomas de hartazgo en los destinos turísticos. Nadal no ha negado el fenómeno, pero lo ha acotado a dos territorios, Cataluña y Balears. Y ni en los destinos baleares y catalanes ve el ministro gran problema, toda vez que, dice, la satisfacción de los clientes sigue siendo elevada y el aumento de viajeros y facturación de los últimos años se repetirá en la campaña que ahora comienza.

Por eso, el ministro ve en el conflicto por la turismofobia y la masificación más intereses políticos que realidad social. Obvia así Nadal en su análisis que en los últimos meses hasta destacados hoteleros de Mallorca como Miguel Fluxà y Gabriel Escarrer han alzado la voz, para alertar de los efectos negativos para el turismo mallorquín e ibicenco de una masificación que, avisan, podría dar al traste con inversiones millonarias para cambiar un modelo basado en el volumen por otro centrado en la calidad y la rentabilidad.

De esto mismo hablaban hoy por la mañana, tras debatir con el ministro, tanto la presidenta del Govern, Francina Armengol (PSOE), como el vicepresident balear, Biel Barceló (Més), que le pedían a Álvaro Nadal que reaccione y ponga coto, desde la Ley de Arrendamientos Urbanos, al alquiler turístico que explica parte de la masificación. Nadal se limitaba a dar largas y garantizar, eso sí, que endurecerá la fiscalidad que pesa sobre plataformas como AirBNB, a las que tanto por la mañana como en la rueda de prensa internacional atribuye parte de la responsabilidad de ese hartazgo con el exceso de turistas.

El doble enfado de Barceló con el ministro

Biel Barceló, tras escuchar al ministro por la mañana, se mostraba crítico: "Lo que demuestra Álvaro Nadal es que lo que le preocupa al Gobierno del Estado cuando habla de medidas fiscales contra el alquiler turístico es recaudar, solo recaudar. En cambio a nosotros y a la sociedad de las islas lo que nos preocupa es el caos turístico por exceso de viajeros en algunos momentos, el problema que eso genera de acceso a la vivienda o las dificultades relacionadas con la sostenibilidad ambiental", cargaba el vicepresident del Govern.

Por la tarde, el propio Barceló arremetía por segunda vez, elevando esta vez el tono tras enterarse de que Nadal considera la masificación algo así como una invención política de baleares y catalanes: "Los touroperadores alemanes comparten con el Govern la preocupación por el lleno que se avecina este verano. No sé si el ministro comparte esta preocupación, pero nosotros sí, porque repercute tanto en los residentes de las islas, como en la sensación que pueden llevarse lo viajeros de sus vacaciones. Querer sacar de aquí un conflicto político es algo que solo se le ocurre a este ministro, porque este tema hay que abordarlo entre todos, como estamos haciendo, con un plan de equilibrio turístico: nos gustaría que el Gobierno del Estado nos ayudase, y en vez de eso, lo que nos encontramos son bravatas. Ayer nos dicen que no quieren saber nada de la tarifa plana para vuelos interislas, hoy nos dice el ministro que no piensa modificar la LAU para ayudarnos a regular al alquiler turístico, y cuando le preguntamos si va a hacer el Gobierno del Estado las inversiones que prometió lo único que nos dice es que no tienen recursos. Por tanto lo que quiero del Gobierno del Estado es que, si creen en el turismo, nos ayuden, se comprometan, y no se dediquen a buscar el enfrentamiento".