Los datos existentes en torno al perfil de la mujer trabajadora de Balears son abundantes, pero en la mayoría de los casos desembocan en una afirmación muy simple: está mejor formada que los varones isleños, pero su salario es peor. No se trata solo de que haya diferencias en la retribución de hombres y mujeres isleños que hacen lo mismo, sino muy especialmente de que las condiciones laborales que afectan a estas últimas son peores, con un obstáculo básico: se les imponen un mayor número de contratos a tiempo parcial, lo que impulsa las retribuciones más reducidas. El efecto no se limita a los ingresos inmediatos, sino que se extiende en el largo plazo, ya que con menores cotizaciones, las prestaciones y las pensiones de jubilación de las mujeres se convierten también en inferiores a las de los hombres.

Las información facilitada por la conselleria de Trabajo y por los sindicatos UGT y CC OO no deja margen de duda: las mujeres isleñas están mejor preparadas que los hombres. En concreto, mientras que la tasa de abandono escolar prematuro supera el 39% en los varones, en las mujeres es menos de la mitad, con un 18%. Eso permite que un 37% de las mujeres alcance los estudios superiores.

Pero esta ventaja en materia de formación se pierde con la entrada en el mundo laboral, momento a partir del cual las mujeres comienzan a jugar con desventaja. Esta afirmación queda constatada al analizar la brecha salarial existente: el salario medio de una mujer es en las islas (el dato corresponde a 2014) de 19.008 euros brutos al año, mientra que los hombres obtienen una media de 23.770 euros. La diferencia es enorme: las mujeres ganan un 20% menos que los varones. Si se analiza este factor dentro del sector más importante de las islas, como es la hostelería, la retribución de las trabajadoras es de una media de 12.312 euros, mientras que la de ellos sube hasta los 15.368, según se apunta desde los sindicatos.

Hay otro punto que es conveniente destacar: la crisis ha empobrecido más a las mujeres que a los hombres, porque mientras que entre 2010 y 2014 las retribuciones medias anuales de los varones se elevaron en más de 500 euros, las de las mujeres se redujeron en 369, según se señala desde CC OO.

Desde la Conselleria se destaca un matiz muy importante: aunque las mujeres perciban unas retribuciones un 20% inferiores a las de los varones, si el cálculo se hace sobre la hora trabajada, la reducción se limita a un 10%. El motivo es que a las trabajadoras se les impone en mucha mayor medida la contratación a tiempo parcial (en la mayoría de los casos no deseada por la asalariada). Ese es uno de los mayores obstáculos a los que se enfrentan las mujeres en el mundo laboral, según apunta el director general de Empleo, Llorenç Pou: la imposición de jornadas más cortas y contratación más precaria. Este punto es también subrayado por las secretarias de Política Social e Igualdad de CC OO y de UGT en las islas, Eva Cerdeiriña y Francisca Garí respectivamente. El impacto que tiene sobre las mujeres va más allá de sus ingresos en el corto plazo, y se extiende hasta su vejez. Sus menores cotizaciones explican que la pensión media por jubilación de las mujeres isleñas sea muy inferior a la de los hombres, según UGT: 1.100 euros mensuales para ellos y 614 para ellas.

Malestar de una empresaria

Estos datos indignan, y no solo a los sindicatos. La presidenta de la patronal CAEB, Carmen Planas, advierte que, desde ese cargo pero también "como mujer", ve inconcebible el trato discriminatorio por razón de género, y condena las desigualdades, al tiempo que reclama la reducción de los factores que alimentan la diferencia salarial.

Tanto Planas como Cerdeiriña o Garí apuntan un factor que consideran clave: la necesidad de medidas que faciliten la conciliación de la vida laboral y familiar, al tiempo que la primera denuncia que las políticas públicas existentes en esta materia son claramente insuficientes. Desde los sindicatos se señala este elemento como clave: las mujeres deben disponer de los servicios necesarios para poder desarrollar una carrera profesional sin tantos obstáculos, y en este sentido se reivindica una mayor inversión en guarderías para niños de hasta tres años o en centros de día para la atención de personas mayores, además de planes de igualdad, entre otras medidas.

Según Pou, la mejor formación de las mujeres hace inevitable que las diferencias vayan desapareciendo, y asigna a la Administración pública una función de catalizador: hacer que ese camino hacia la igualdad se recorra con mayor rapidez.