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Opinión

Dar de comer al monstruo hasta reventar

Dice Aena que lo que se pretende con esta enorme inversión en el aeropuerto es mejorar la comodidad y los servicios para los usuarios. Qué amables. Sobre todo tratándose de un aeropuerto tan saturado los meses de verano que los sufridos mallorquines lo evitan salvo que no haya más remedio. Porque en las colas de los controles de seguridad solo les falta azuzar a los viajeros con un pincho de ganado, y porque las distancias a cubrir hasta las puertas de embarque son dignas de un entrenamiento para una media maratón.

Pero, disculpen, señores de Aena, que no exprese mi agradecimiento. Décadas de maltrato a los ciudadanos de las islas por parte del Estado nos ha vuelto desconfiados. Acabamos de dejar atrás el verano del récord de pasajeros, de las carreteras atascadas y las playas abarrotadas. Y nos encontramos con que tienen planes para incrementar los pasajeros este año: de 26 a 34 millones, ahí es nada.

Y entonces se nos pone la mosca detrás de la oreja. ¿Se van a gastar esa millonada en mejorar el servicio o en incrementar el volumen de negocio del que ya es el aeropuerto más rentable de España? Porque mucho me temo, señores de Aena, que a ustedes la comodidad de los usuarios de Son Sant Joan les importa un pito, exactamente lo mismo que les ha importado hasta ahora. De lo que se trata más bien es de ensanchar la puerta de entrada, que pueda llegar más gente en menos tiempo, y que todos ellos pasen por caja.

Al final, lo único que se pretende es dar de comer al monstruo. Poner los medios para que llegue cada vez más gente. Y de esta manera ganar más y más dinero. Y ante las mareantes cifras que se manejan, la satisfacción de las personas -tanto residentes como turistas- es algo secundario.

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