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La fiesta en paz

Si eres mallorquín, te aguantas

El transporte público por carretera es tercermundista. Sin embargo, el Govern se lanza a mejorarlo para el turista y obvia al usuario habitual

El aeropuerto debe mejorar sus enlaces con Palma. M. Mielniezuk

¿Es eficiente el transporte público en Balears? El Govern debería centrarse en contestar esta pregunta y, sin embargo, se ha dejado enredar en una polémica con taxistas y empresas de transporte por carretera. El conseller Marc Pons ha planteado la apertura de cuatro líneas de transporte directas entre el aeropuerto y otras tantas zonas turísticas de la isla: Alcúdia, Cala d´Or, Cala Millor y Calvià.

Las amenazas de movilización -finalmente desconvocada-, las modificaciones del conseller Marc Pons, que tras las críticas incluyó varios núcleos urbanos en las rutas, y las conjeturas sobre a qué empresas se adjudicará el servicio, han ocultado el auténtico debate: cuál es la situación del transporte público en Mallorca, cómo se puede mejorar para que atienda satisfactoriamente a los ciudadanos y de qué forma resultará menos gravoso para las arcas públicas.

El panorama es muy desigual. Todo es mejorable, pero el corredor ferroviario entre Inca y Palma, con sus autobuses lanzadera y su falso metro hasta Marratxí ofrece unas prestaciones adecuadas. Una frecuencia cada veinte minutos, trenes modernos y precios competitivos para los clientes habituales.

El resto de la red ferroviaria padece aún las consecuencias de los errores de planificación cometidos por el segundo Govern de Antich. Dar prioridad a la prolongación hasta Artà frente a la electrificación total se ha traducido en el uso de trenes de gasoil anticuados entre s´Enllaç y sa Pobla y Manacor, un transbordo tercermundista y una lentitud excesiva. Este último factor, junto con el hecho de que solo haya un servicio cada hora, resta competitividad al tren frente al vehículo privado.

¿Y el transporte por carretera con autobuses? Marc Crespí, presidente de la Asociación de Usuarios, definía la situación en una entrevista con Diario de Mallorca: "Es el patito feo". Las quejas se centran es dos cuestiones: horarios con pocas frecuencias y vehículos anticuados. El transporte ferroviario es utilizado por unos cinco millones de clientes al año; el de autobuses, por siete. El primero cuesta a las arcas públicas unos 40 millones. El segundo, unos siete.

Este es el diagnóstico. La pregunta lógica es, ¿solucionarán las líneas desde Son Sant Joan las deficiencias? Creo que no.

Primero. Nadie llega a uno de los grandes aeropuertos europeos -y Son Sant Joan lo es­- y tiene desde la misma salida de la terminal conexiones directas con todas las localidades que circundan la capital. No es fácil ir directamente de Gatwick a Oxford. Lo lógico es pasar por Londres. Lo mismo podría decirse de París, Berlín o Madrid. Los aeropuertos están muy bien conectados con su urbe de referencia y allí se encuentran las conexiones con otros destinos.

Segundo argumento. Si el Govern considera necesario enlazar directamente Son Sant Joan con las principales zonas turísticas, ¿por qué no mantiene la misma postura con, por ejemplo, los hospitales?, ¿por qué no hay líneas directas con los municipios a los que prestan servicio?, ¿por qué el paciente debe desplazarse desde su pueblo para llegar hasta la estación intermodal y desde la plaza de España subir a uno de los insuficientes autobuses que enlazan con Son Espases y, con peores frecuencias, Son Llàtzer?

La mejora del servicio de transporte no se puede basar en enlaces directos desde Son Sant Joan con los destinos turísticos. Una solución global del problema pasa por mejorar el transporte entre el aeropuerto y el centro de Palma. A falta del tranvía anunciado por Aina Calvo, podría optarse por autobuses más modernos, más frecuencias y mayor velocidad. Una vez en la estación intermodal, solo queda incrementar el número de servicios para las rutas interurbanas con modernos autobuses y precios competitivos.

De esta forma se beneficiaría todo el año a residentes y visitantes. Con la propuesta que Marc Pons ha puesto sobre la mesa solo se tiene en cuenta a los turistas y durante unos meses al año. El diseño de transporte público debe ser global. No puede responder a ocurrencias del momento o a presiones interesadas de algunas compañías, que veremos lo que duran o lo que tardan en reclamar una subvención para mantener las líneas.

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