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Entrevista

Antoni Diéguez: "La condena social, más dura que la del Tribunal, es lo más importante que se ha conseguido con el caso Nóos"

Asegura que no recibió presiones para silenciar el escándalo cuando lo desveló en 2006, pero admite que hubo llamadas de Zarzuela a La Moncloa

"No he tenido problemas con el Govern", dice el histórico socialista. B. Ramon

A finales de 2005 el entonces diputado socialista Antoni Diéguez (Gandía, 1954) acudía como público a uno de los foros organizados por el Instituto Nóos con el Govern de Jaume Matas. Le prestó atención al tratarse de uno de los muchos fastos que organizaba aquel Ejecutivo con grandes inversiones públicas, sin que quedara clara su utilidad. Pidió los datos sobre el coste y, después, descubrió quién estaba detrás de Nóos: Iñaki Urdangarin. La entonces portavoz parlamentaria socialista, la hoy presidenta Francina Armengol, le dijo que siguiera adelante con el asunto y así lo hizo. El 16 de febrero de 2006, Diéguez ofreció una rueda de prensa. Era el inicio del caso que sentaría a una infanta y al yerno del entonces Rey en el banquillo y pondría en jaque a la Monarquía hasta provocar la abdicación de don Juan Carlos. La sentencia tardó once años y Diéguez admite que la esperaba "más contundente". Tras 20 años como diputado del Parlament, dejó la primera línea política al acabar la pasada legislatura, pero el Govern del Pacto salido de las urnas en 2015 lo colocó en la presidencia del Consell Consultiu.

-¿Decepcionado con la sentencia de Nóos?

-Bueno€ Satisfecho con que haya sentencia. Era muy poco probable en 2006 pensar que llegaría a producirse un fallo de la jurisdicción penal sobre este asunto. Si no decepcionado, no lo suficientemente satisfecho en cuanto a que la sentencia considera que los foros tenían un precio adecuado a mercado. El mercado al que se refiere era el precio de los propios foros en otros lugares. Y respecto a su utilidad, yo al menos no conozco ninguna norma de ningún rango en la que el Govern incluyera alguna conclusión de aquellos foros. En la sentencia tampoco se indica el detalle de aquella utilidad ni para qué sirvieron.

-¿Y aparte de la utilidad o no de esos foros, el resto de la sentencia le satisface?

-Esperaba una sentencia más contundente. Más allá de las calificaciones delictivas u otros tecnicismos, esperaba la recuperación total del dinero y para eso tendría que haber otro tipo de penas.

-¿Urdangarin entrará en la cárcel?

-Jamás hubiera pensado que sería procesado. En 2006 eso no lo creía ni yo ni nadie. No existía la menor previsión de que pudiera haber un proceso y mucho menos penal. Sobre que entre o no en prisión, habrá que estar atentos a lo que suceda en el Tribunal Supremo. Cualquier disminución o retoque de las penas, puede no hacer incondicional su ingreso en la cárcel.

-¿Al final, en la práctica, la Justicia no es igual para la Familia Real?

-No. Creo que si algo ha demostrado la existencia de este proceso más allá de la sentencia, que puede ser satisfactoria o no, es que el Estado de Derecho funciona y que la Familia Real no está exenta de responsabilidad, como cualquier otro ciudadano.

"Esperaba una sentencia de Nóos más contundente, con penas que permitieran recuperar todo el dinero"

-¿Cree que el argumento del amor funcionaría en cualquier otro ciudadano?

-(Ríe). Creo que la alegación de amor de la infanta fue extraprocesal, dicha fuera. En la práctica, era bastante difícil que hubiera una sentencia condenatoria para la infanta. Condenar a un socio por un delito fiscal de la sociedad es bastante difícil. Ahora bien, sería interesante que el Supremo se pudiera manifestar, por la vía de cualquier recurso, acerca de si en delitos contra la Agencia Tributaria si esta no acusa se puede procesar a la persona. Hay resoluciones contradictorias al respecto y sería bueno que se clarificara una postura para el futuro. Si yo fuera el fiscal, creo que recurriría ese aspecto para que hubiera una doctrina clara.

-Usted llegó en 2006 al caso Nóos casi por casualidad, porque acudió a los foros que organizó.

-Más que por casualidad, porque era una situación muy habitual. El Govern de Matas siempre estaba organizando grandes acontecimientos con un gran movimiento de dinero público y una escasa rentabilidad social. Este era uno más. Lo que tuvo de singular eran las personas que estaban. Cuando empecé a estudiar este asunto, no sabía que estaba Urdangarin detrás. Lo supe cuando recibí el presupuesto para hacer los foros y entonces vi que se había contratado con el Instituto Nóos.

-¿Se lo pensó mucho para denunciarlo?

-Lo consulté con la entonces portavoz parlamentaria socialista, Francina Armengol (actual presidenta del Govern), que era mi superior jerárquica. Se trataba de hacer una rueda de prensa en el ámbito parlamentario, pero al ser un tema que podía exceder en sus consecuencias lo que era la labor habitual del Parlament, podría darse el caso de que alguien pidiera explicaciones y, de hacerlo, se las pedirían a ella. Lo que no podía hacer era que se encontrara de pronto con una sorpresa de este estilo.

-¿Le hizo alguna advertencia?

-En absoluto. Rápidamente me dijo que siguiera adelante con el asunto.

-¿Y cuando empezaron a llegar las presiones, tampoco?

-Es que no llegaron presiones. Sólo hubo un intento de averiguación de lo que pasaba y en ese sentido sí hubo llamadas de Zarzuela a La Moncloa y de Moncloa llamaron para preguntar. Pero sólo hubo ese intento para saber qué era lo que estaba ocurriendo. A partir de ahí, no hubo ninguna presión. A mí no me llegó ninguna en absoluto.

"Es entendible la frustración social. Nóos ha hecho que la moral social vea estas conductas reprobables"

-¿Y a Armengol?

-Que yo sepa, tampoco. Creo que influyó mucho en eso el que la Casa Real saliera indicando que el rey Juan Carlos había recomendado al señor Urdangarin retirarse de sus negocios. A partir de ese momento, pensamos: objetivo cumplido. Una vez que se publicó en un periódico nacional la intranquilidad en Balears por estas cuestiones, no podían decir que no lo supieran. Si lo sabían antes o no, lo desconozco, pero lo que es seguro es que entonces se enteraron y es obvio que no lo vieron una conducta éticamente aceptable puesto que se adoptaron medidas.

-¿El PSOE nacional no le hizo nunca ninguna indicación para que dejara el asunto?

-No. Nunca. He oído decir a algún comentarista que sí se ordenó silencio total, pero le aseguro que en ningún caso se me hizo ninguna observación al respecto.

-A la vista de la sentencia, ¿le mereció la pena desvelar este asunto?

-Sin duda. El balance global es muy positivo. Llegar hasta aquí, que hubiera un juicio... Más allá de la sentencia, queda una lección para el colectivo que es que sea usted quien sea, lleve cuidado con los fondos públicos. Creo que es la moraleja que queda.

-También puede quedar en la sociedad una sensación...

-¿De cierta impunidad?

-Sí.

-Sí, sí. Es entendible que la sociedad tenga una cierta frustración. La sentencia del caso Calvià recogía algo que es de total aplicación a este caso y que, más o menos textualmente, era que "la sociedad juzgará estos hechos con más dureza que este tribunal". Y eso que aquel tribunal fue duro. Creo que la condena social es lo más importante que se ha conseguido con el caso Nóos. Esa condena social no existiría de no haber llegado el proceso penal. De ahí que vea positivo todo lo que ha pasado, porque se ha llegado a que la moral social vea reprobable ese tipo de conductas. Antes no ocurría. Cuando denunciamos el asunto en 2006, no hubo una indignación especial. Había cierta prevención a dar relevancia a noticias negativas con la Casa Real. Existía una especie de consenso social de que había que dejar a la Casa Real al margen de cualquier crítica y eso anestesiaba la capacidad de crítica.

-Este asunto acabó poniendo en jaque a la Casa Real, don Juan Carlos tuvo que abdicar y la imagen de la Monarquía cayó en picado.

-Sí. En 2006 la Monarquía era de las instituciones mejor valoradas de España, a distancia de cualquier otra.

-¿La Monarquía podrá recuperarse del descrédito?

-No volverá a ser lo mismo. No obstante, hay que reconocer que Felipe VI le ha dado un giro importante y creo que está actuando por el camino correcto para mantener un nivel de prestigio suficiente. Es una situación muy difícil, con una abdicación, un juicio que afecta a la Familia Real, un descrédito importante de la Monarquía a nivel social. En esa tormenta casi perfecta, es difícil dar con las teclas para recuperar el prestigio de la Monarquía y creo que el Rey lo está haciendo bastante bien."La imagen de la Monarquía ya no volverá a ser la misma, pero Felipe VI sigue el camino correcto"

-¿Usted es monárquico?

-Ni soy monárquico ni antimonárquico. Por convicción soy más republicano, pero creo que una monarquía bien llevada también tiene sus ventajas. Muchos países de los más democráticos de Europa son monárquicos.

-¿Tuvo que callar muchas cosas relacionadas con el caso Nóos?

-Relacionado con la persona, con Urdangarin, sí. Muchas veces te llegan rumores que intuyes que son ciertos, pero que como no tienes modo de demostrarlo lo más prudente siempre es no darles difusión. En este caso, oí rumores de otros acontecimientos en los que podía haber intervenido. Por ejemplo, sobre el tema del equipo ciclista me llegaron rumores en este sentido, pero no se podía precisar documentalmente. Al menos no podíamos precisarlo nosotros con los mecanismos parlamentarios. No pudimos hacer ninguna denuncia al respecto.

-De diputado azote del PP y descubridor del caso Nóos, a la presidencia del Consell Consultiu. ¿Cuántos problemas ha tenido ya por no ser lo suficientemente obediente con el Govern desde su cargo?

-No soy obediente primero porque no hay instrucciones por parte del Govern. Solo hay solicitudes de dictámenes. El 99% de los dictámenes que se han hecho contienen alguna observación, esencial o no esencial. El Consell Consultiu mantiene un control de la actividad reglamentaria del Govern. No hacemos críticas de oportunidad, sino de carácter jurídico. Pero no he tenido problemas.

-¿Y el Govern les hace caso?

-Es difícil decir que sí a todo. Por ejemplo, en temas de responsabilidad patrimonial, de las que se piden muchas al Ib-Salut, las que aceptas muchas veces el propio Ib-Salut dice eso de ´oído el Consell Consultiu´, pero que se resolverá en los tribunales. No obstante, el Govern, en la mayor parte de los casos, suele hacer sus normas de acuerdo con los dictámenes del Consultiu.

"Con el caso Nóos no recibí presiones. Sólo hubo llamadas de Zarzuela a Moncloa para averiguar qué pasaba"

-Con la supresión del Nivel 33, el plus político, hubo una fuerte división en el Consultiu.

-Sí, es un tema que provocó un cierto debate. De los debates internos no puedo hablar, pero el dictamen está a la vista con los votos particulares. Es un asunto que levanta pasiones y en el que es difícil alcanzar la unanimidad.

-¿Pasiones o intereses personales?

-Efectivamente, hay gente que tiene intereses personales en el tema. A veces uno está afectado directa o indirectamente por una norma y puede tener más o menos simpatía por ella. Pero creo que en el Consultiu quienes pusieron los votos particulares reflejaron el debate jurídico que había. Es un debate que supongo que acabará solucionado definitivamente por los tribunales de justicia, ya que supongo que los afectados mantendrán recursos contenciosos administrativos.

-¿Recibió indicaciones del Govern?

-No. Nunca. Nadie de ninguna conselleria me ha hecho nunca ninguna sugerencia acerca de hacia donde debe ir un dictamen.

-¿Tampoco desde Educación cuando el Consultiu le dijo que debía aplicar la Lomce o con las advertencias sobre el decreto para las lenguas extranjeras que sustituiría al TIL?

-Los dictámenes marcan soluciones jurídicas a los problemas que se plantean, no políticas. A veces políticamente se quiere ir más lejos de lo que se puede y tenemos que recordar el marco jurídico en el que se debe mover la norma. Pero en absoluto hubo sugerencias desde la Conselleria de por dónde debíamos ir."El Consultiu da soluciones jurídicas, no políticas. A veces se quiere ir políticamente más lejos de lo que se puede"

-Cuando fue nombrado presiente del Consultiu, el PP habló de politización de este organismo. ¿Se ha sentido obligado a demostrar que actúa con independencia?

-No. Es muy sencillo demostrar que no existe esa politización. Basta con leer los dictámenes. El debate en el Consultiu es extremadamente jurídico.

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