Nunca jamás Maria Antònia Munar había aparecido tan derrotada como lo hizo en el segundo juicio de Can Domenge. Motivos tenía para ello. Por primera vez renunciaba a defender su inocencia y públicamente, conociendo la trascendencia que iban a tener sus palabras, confesó que había sido una política corrupta. Había aceptado un soborno económico (nunca dijo la cifra exacta) a cambio de amañar, desde su puesto de responsabilidad, un contrato en el que se iba a entregar un solar público que pertenecía a todos los ciudadanos de Mallorca. Munar lleva mucho tiempo en la cárcel, pero todavía le quedan muchos años por cumplir. Sin tener en cuenta que debe afrontar todavía varios juicios por corrupción, ahora mismo está cumpliendo once años de prisión. Munar ha cambiado de abogado y lo que pretende con ello es lograr un acuerdo definitivo con la fiscalía en los próximos juicios.