Iñaki Urdangarin no va a ingresar en la cárcelIñaki Urdangarinno va a ingresar en la cárcel. Y no lo va a hacer hasta que el Tribunal Supremo resuelva el recurso que ha anunciado su abogado contra la sentencia de la Audiencia de Palma, que le impone penas que suman seis años de cárcel. Las tres magistradas que le han condenado entienden que no existe un riesgo de que el marido de la Infanta pueda huir y, por ello, ayer rechazaron la petición del fiscal Pedro Horrach, que pretendía que Iñaki Urdangarin pagara una fianza de 200.000 euros si quería seguir en libertad. Si no abonaba esta importante cantidad, que no podía salir del dinero que en su momento entregó en el juzgado, debía ingresar en la cárcel y, por tanto, esperar entre rejas la decisión el Supremo.

Pero no solo pedía Horrach que Urdangarin pagara una fianza para seguir en libertad. También la solicitó para el otro ejecutivo de Nóos, Diego Torres, pero en este caso la fianza que se le exigía era de 100.000 euros. Esta petición también fue rechazada. El tribunal, según dejó claro en el auto que dictó, llegó a la conclusión de que ambos socios de Nóos "en ningún momento han tratado de eludir la acción de la justicia y así, pese a las penas solicitadas, han comparecido a cada uno de los llamamientos, en todas las instancias, y en el día de hoy, a la hora indicada".

Las tres magistradas analizaron la situación personal de los dos condenados. Así se concluye que ambos "disponen de arraigo suficiente (familiar, social y laboral) en territorio nacional, especialmente Ignacio Urdangarin, cuyas particulares circunstancias, sobradamente conocidas, nos eximen de su pormenorizado análisis".

Comparecer en Suiza

Al no apreciar las tres magistradas riesgo de fuga, a pesar de las duras penas de la sentencia, Urdangarin podrá continuar residiendo en Suiza. La única obligación que le impone la Audiencia es que comparezca el día 1 de cada mes ante "la autoridad judicial competente, correspondiente a su actual lugar de residencia (Suiza), así como la obligación de comunicar al tribunal todo desplazamiento que realice fuera del espacio de la Unión Europea).

Torres, por su parte, tampoco tendrá que pagar ninguna fianza para continuar en libertad. El ejecutivo de Nóos, condenado a ocho años de cárcel, tendrá que entregar su pasaporte, pues se le prohíbe abandonar el territorio nacional. También tendrá que presentarse cada principio de mes ante un juzgado, que puede ser uno de Barcelona, donde está residiendo. El tribunal, para garantizar que estas medidas cautelares se cumplan, ordena que se comunique esta decisión a las autoridades de fronteras y policiales, así como a los jueces de Suiza.

Urdangarin y Torres tuvieron que escuchar cómo el fiscal Horrach, en la vistilla de medidas provisionales, pedía su ingreso en prisión, eludible bajo fianza, por varias circunstancias. Horrach citó hasta cuatro motivos que aconsejaban, como mínimo, que la Sala impusiera una fianza para evitar la cárcel. Señaló el riesgo de fuga, la gravedad de las penas, las características de los delitos y los hechos que se declaraban probados en la sentencia. El fiscal pidió una fianza más elevada para Urdangarin que para Torres, teniendo en cuenta la distinta situación económica de ambos.

Los dos socios, antes de escuchar todo este argumentario en su contra, habían llegado por separado a la Audiencia. Fueron recibidos por un fuerte dispositivo policial para garantizar su seguridad y para evitar que cualquier ciudadano indignado pudiera tener acceso a ellos. Primero llegó Torres, acompañado de su abogado, y luego lo hizo el exduque de Palma en un coche conducido por sus escoltas.

El tribunal no consideró necesario que los dos condenados se sentaran en el banquillo de los acusados. Lo hicieron en los estrados, cada uno junto a su respectivo abogado. No solo el fiscal Horrach pidió prisión eludible con el pago de una fianza, sino que las dos abogadas de la comunidad autónoma se sumaron a esta propuesta de Anticorrupción. La abogada de la abogacía del Estado, en cambio, no exigió una fianza económica. Pidió que se les embargara todos sus bienes.

Los abogados defensores, Manuel González Peeters y Mario Pascual, rechazaron la propuesta de la acusación. Alegaron que el riesgo de fuga no existía e insistieron que ni Torres ni Urdangarin, tenían capacidad económica para pagar estas fianzas.

Casi dos horas tuvieron que aguardar los dos condenados para conocer la decisión que iba a marcar su futuro inmediato. Lo hicieron en una antesala que hay junto a la sala de vistas. Estuvieron hablando con sus abogados, en relativa calma, pero con los nervios propios de una situación tan complicada. Apenas se sentaron y prefirieron aguardar de pie hasta conocer la decisión del tribunal. Cuando tuvieron el auto en sus manos, ambos rebajaron la tensión que habían ido acumulando durante toda la mañana. No había para menos. Entraron en libertad y salían del mismo modo.