Cuando el pasado 10 de enero el conseller de Movilidad, Marc Pons, presentó el proyecto de cinco nuevas líneas regulares de autocar entre el aeropuerto y las zonas de Magaluf, Santa Ponça, Platja d'Alcúdia, Cala Millor y Cala d'Or, la iniciativa mostraba una cariz claramente turístico. Según se apuntó, el objetivo era llevar a los visitantes directamente desde Son Sant Joan hasta los citados puntos del litoral mallorquín durante los seis meses de temporada alta y sin apenas paradas intermedias.

Los taxistas vieron ese talón de Aquiles y contra él lanzaron buena parte de sus flechas, al acusar al Govern de despreciar a los isleños y poner en marcha una iniciativa que solo iba a beneficiar a los turistas al tiempo que perjudicaba a las 3.000 familias de este gremio.

Un mes más tarde, los cambios realizados por el Ejecutivo autonómico parecen dar la razón en este punto a los profesionales del taxi, porque van dirigidos fundamentalmente a que esas cinco nuevas líneas regulares puedan beneficiar a los residentes.

Al menos en algunas de estas rutas, las paradas previstas se han multiplicado, según el nuevo proyecto presentado el pasado viernes. El ejemplo más claro es que ahora las dos rutas entre el aeropuerto y Calvià tienen parada en Son Espases (lo que supone un nuevo servicio con el hospital de referencia de las islas para los residentes en ese municipio y para los menorquines, ibicencos y formenterenses que llegan en avión) y la de Santa Ponça llega ahora hasta Peguera y Camp de Mar. Pero además, la línea de Cala d'Or parará también en el polígono de Son Noguera, en Llucmajor, en Campos, en Santanyí y en s'Alqueria Blanca, mientras que la de Cala Millor lo hará en Montuïri, Vilafranca y Manacor. La que menos modifica su diseño inicial es la de Platja d'Alcúdia-Can Picafort, con parada solo en Inca antes de entrar en zona de costa. Además, se pacta con la EMT un mayor número de salidas entre el aeropuerto y la estación intermodal. Como remate, se garantiza que algunos de estos servicios funcionarán todo el año.