Los franceses más moderados llaman a la Xylella fastidiosa la "bacteria asesina", sin más rodeos, por sus efectos fatales en la producción de olivo y vid. Los ingleses ven en la despreocupación de los países del sur un factor mucho más peligroso que la propia plaga, por cuanto hipoteca el futuro de la producción de aceite de toda Europa, con o sin Brexit a la vista. Los productores y agricultores de la península nos señalan cada día, ven en Balears un peligrosísimo foco de infección que pone en peligro al primer productor de aceite de oliva de Europa. Motivos no les faltan. Ya tienen la plaga a las puertas de casa y exigen, como la Unión Europea, medidas drásticas: talar y quemar. Punto. Y con esa presión exterior descomunal y el objetivo de que el paisaje de almendros y olivos de la isla no sea arrasado por los efectos de la bacteria deben trabajar nuestras autoridades y expertos. No creo que nadie quisiera estar en su lugar. Hay que exigirles que cumplan su cometido. Pero en este momento tan delicado merecen también todo nuestro apoyo y confianza. El paisaje de Mallorca tal como lo conocemos depende de su pericia.
