Baltasar Picornell (Podemos) se convirtió ayer en la segunda autoridad de Balears con su elección como presidente del Parlament tras una votación en la que no hubo sorpresas. Picornell obtuvo el respaldo de 34 diputados (32 de los partidos del Pacto y 2 de Xelo Huertas y Montserrat Seijas, expulsadas de Podemos) frente a los 20 que la bancada popular dio a la exconsellera Núria Riera, la candidata del PP. Los tres diputados de El Pi y los dos de ciudadanos votaron en blanco. "Por respeto a mis antepasados, pero pensando sobretodo en las nuevas generaciones, mi compromiso es claro y contundente: más y mejor democracia, más y mejor parlamentarismo y más y mejor autogobierno", dijo Picornell en su primer discurso como presidente de la Cámara.

Con su elección, quince días después de la destitución de Huertas, el Pacto da por cerrada la crisis institucional que se abrió con la expulsión de Podemos de la expresidenta de la Cámara por incumplir el código ético del partido. El nombramiento de Picornell ha estado precedido de tensas negociaciones por parte de los socios del Pacto, con el rechazo inicial de PSIB y Més al diputado propuesto por Podemos hasta que la advertencia del líder del partido, Alberto Jarabo, de que si no aceptaban consideraría roto el Pacto aceleró el acuerdo. Ayer, entre los aplausos de los partidos del Pacto y los abrazos de sus compañeros de Podemos, Picornell fue felicitado por David Abril (Més), el vicepresidente del Govern, Biel Barceló (Més) y la jefa del Ejecutivo, la socialista Francina Armengol, antes de ocupar su puesto como presidente del Parlament.

Respeto

En su discurso, mostró su deseo de ganar "la confianza" de los grupos de la oposición con "esfuerzo, trabajo y diálogo". A cambio, pidió "compromiso, rigor y trabajo a todos" los diputados ya que "respetar este Parlament es respetar a la ciudadanía" que representan. "Esta es la Cámara del debate, de la producción legislativa y del control al Govern", resaltó Picornell quien consideró que el Parlament "es la sede de la soberanía democrática de nuestro autogobierno" y, por lo tanto, "ha de ser siempre la casa de la gente".

Dejó claro que no pretendía que los diputados le pusieran "demasiado fácil" su labor com presidente, pero sí les rogó que "el debate, la confrontación de ideas, la contraposición de argumentos, el disenso no arrincone lo que en mi casa me enseñaron que era la buena educación". Además, les emplazó a estar a "la altura de la necesidad de acuerdos parlamentarios" para mejorar la labor de la Cámara y "aproximarla cada vez más a la sociedad civil de Balears".

Además de "cumplir y hacer cumplir el Reglamento" de la institución, se marcó como principales objetivos "la mejora de la transparencia y abrir el Parlament a la gente de la calle". Junto a ello, apostó por que la Cámara balear sea "la sede de acuerdos institucionales pensando en las necesidades de las personas más débiles" de las islas y de las familias de Balears que "todavía padecen los efectos de la crisis". También consideró que el Parlament debería "mirar más allá" del ámbito balear y "no ser ajeno al padecimiento que provoca la llamada crisis de los refugiados, al demasiado frecuente incumplimiento de los Derechos Humanos o la lacra de la violencia machista".

"Tenemos mucho trabajo por delante: salvar la distancia que hace mucho tiempo que crece entre la gente de la calle y sus representantes", resaltó tras considerar que esta brecha está diagnosticada "especialmente desde el 15M" y que ahora es preciso trabajar para reducirla.

El presidente del Parlament, quien durante todos su discurso siguió el hilo argumental de defensa de la democracia representativa, que "necesita mejorarse, renovarse, actualizarse y profundizar" en ella, recordó que queda más de media legislatura y pidió a los diputados que estén "a la altura del reto de conseguir unas islas más justas e igualitarias".

Orígenes

Picornell, carpintero metálico de profesión, cumplió con su anuncio de que no utilizaría corbata y conservaría su estilo informal. Ataviado con una camisa, vaqueros y bambas y con su melena cuidadosamente recogida en un moño alto, la ya segunda autoridad de Balears recordó sus orígenes con orgullo. "Vengo de una casa humilde del pueblo de Felanitx, de un pueblo de gente trabajadora como la mayoría de la gente de nuestras islas", dijo para resaltar que la "enseñanza" que recibió "desde muy pequeño" es que "con esfuerzo sincero y trabajo es como se gana la confianza y el respeto".

En su intervención también se permitió bromear sobre su "acento felanitxer" que "deberán padecer" los trabajadores del servicio de transcripción del Parlament, con los que se disculpó por este motivo aprovechando para defender que "la diversidad de acentos del catalán es parte de la riqueza de la lengua propia de esta tierra".

El presidente del Parlament . quien ha hecho gala en numerosas ocasiones de sus convicciones republicanas, eludió en su discurso mencionar estas cuestiones e intentó que sus palabras tuvieran un estilo institucional. Tras asumir el cargo, se empleó a fondo en moderar el pleno aplicando el Reglamento de manera estricta, con llamadas al silencio constantes y cortando las intervenciones cuando los diputados o consellers superaban su tiempo. Ningún parlamentario le colocó en un compromiso en su primer día como presidente, en el que recibió constantes muestras de apoyo de los diputados de Podemos y el respaldo explícito de la dirección estatal del partido, con la presencia en el acto del exJEMAd Julio Rodríguez, miembro del Consejo Ciudadano de la formación morada.