Las nuevas líneas regulares de autocar que el Govern pretende crear para enlazar el aeropuerto de Son Sant Joan con las principales zonas turísticas de la isla tendrán paradas en todas las poblaciones de más de 15.000 habitantes que encuentren en su camino, según anunció ayer el director general de Transportes, Jaume Mateu, durante el debate celebrado en el Club Diario de Mallorca. Un anunció que sirvió para enfadar aún más a los representantes del sector del taxi que participaron en este encuentro, alegando que este dato no les había sido facilitado hasta ese momento. Mateu prefirió no enumerar cuáles serán todos estos municipios, alegando que el proyecto será presentado próximamente.

El debate contó con la presencia, además de Mateu, de los presidentes de las asociaciones de taxistas de la part forana y de la patronal Pimem, José Alhama y Antoni Cladera respectivamente; del presidente de la asociación de consumidores La Defensa, Bernat Ferrer; y del decano de la facultad de Turismo de la UIB, Bartolomé Deyà. Durante el mismo se pusieron de manifiesto dos cosas: la primera es que los taxistas creen que estas nuevas líneas ponen en riesgo el "pan" de 3.000 familias, y la segunda es que ese argumento es cuestionado por los expertos, como el representante de la Universitat, cuya opinión es que el crecimiento en las cifras de turistas previsible durante los próximos años hará que el "pastel" sea lo suficientemente grande como para que todos puedan comer de él. El representante del Govern reiteró que el objetivo no es otro que el de mejorar el transporte público colectivo, cuyas virtudes defendió alegando que es más respetuoso con el medio ambiente y que genera menos saturación de la red viaria que los vehículos individuales. El director general defendió que las medidas que propone su departamento buscan, entre otras cosas, afrontar deficiencias que se han detectado, como la falta de comunicaciones del aeropuerto.

Rechazo de los taxistas

Pero la falta de entendimiento con los taxistas se hizo evidente de inmediato. Alhama aseguró que su sector no está en contra de que se mejore el transporte público, pero sí de la creación de lo que calificó como "taxis de 60 plazas" que en su opinión generarán serios problemas cuando todos esos pasajeros bajen en su punto de destino y se encuentren a kilómetros de su hotel. Frente a esa opción, afirmó que la solución pasa por mejorar las conexiones entre Son Sant Joan y la estación intermodal de Palma.

Antoni Cladera argumentó además que este servicio no va a beneficiar a los residentes en la isla, sino que está pensado solo para los turistas, y además acusó al Ejecutivo balear de no haber tenido en cuenta el daño que se va a hacer a los taxistas, cada vez más dependientes de sus ingresos del verano debido a la falta de trabajo en invierno.

Bernat Ferrer se distanció de la postura del taxi al considerar que es necesario garantizar la conexión entre el aeropuerto y cinco puntos: Palma ciudad, el puerto de Palma, el puerto de Alcúdia, los pueblos y las zonas turísticas. Sin embargo, se acercó luego a las tesis de los taxistas admitiendo que, mientras estas conexiones se estudian con calma, la puesta en funcionamiento de autobuses lanzadera entre Son Sant Joan y la estación intermodal puede ser una buena solución temporal.

Deyà centró su intervención en intentar demostrar que la cifra de turistas que llega a la isla va a seguir creciendo durante los próximos años (sus estancias son cada vez más cortas) y que crece el número de los que necesitan transporte al no venir con el paquete de un tour operador, por lo que en su opinión hay clientes para todos independientemente de que el Govern ponga en marcha esas nuevas líneas de autocar.