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Caso Matesa

Giscard y Matesa, encuentro en Andratx

Cuarenta años después del asesinato del príncipe Jean de Broglie, íntimo del entonces presidente francés, un documental consolida el contacto que inició en Mallorca con Juan Vila Reyes, encarcelado por el mayor escándalo del franquismo

El príncipe Jean de Broglie fue abatido a tiros en París hace cuarenta años. No podría volver a disfrutar de su chalet en Andratx, la más preciada de sus posesiones por encima de los doce apartamentos en París, los castillos, las miles de hectáreas boscosas y cultivadas o la finca en Sicilia. En el instante del asesinato, Francia estaba presidida por Valéry Giscard d'Estaing, amigo íntimo del aristócrata. No solo habían fundado conjuntamente el partido de los Republicanos Independientes que desembocaría en el Elíseo. También compartían sus veraneos en Mallorca.

Ni las detenciones decorativas ni un juicio bien trabado en los ochenta disiparon las certidumbres de que el asesinato por encargo del príncipe De Broglie había sido ordenado en la cúpula del Estado, extendiendo su mancha hasta la figura del propio Giscard. En un principio con sordina, Le Monde asociaba la eliminación con el papel jugado por el aristócrata en la trama internacional de Matesa, la legendaria empresa de los telares sin lanzadera. La iniciativa de Juan Vila Reyes se transformó en una gigantesca maquinaria de evasión de capitales, un escándalo inesperado del franquismo hasta interrumpir la carrera de prometedores ministros de la dictadura y conducir al promotor a la cárcel. También aquí jugó Andratx un papel capital, como escenario de los contactos entre el político francés y el empresario catalán.

Concepción Costa, viuda de Vila Reyes, declaraba el pasado viernes a La Vanguardia que "conocí al príncipe Jean de Broglie hacia 1968 en una casa en Andratx a la que nos invitó. Cenamos. Recuerdo que sus perros se me subían al regazo". Ese mismo años se creaba la empresa Sodetex, radicada en Luxemburgo y que estaba destinada a convertirse en el brazo internacional de Matesa. Los contactos cimentados en Mallorca fueron fructíferos, dado que la presidencia de la entidad con sede en un paraíso fiscal correspondió al aristócrata francés. Se las prometía muy felices con el manejo de cuatro mil millones de pesetas de la época. Pagó con la vida su implicación en los turbios manejos del inframundo franquista.

La extraña muerte de De Broglie ha vuelto a la actualidad en Francia gracias a la reapertura mediática de la causa en un aclamado documental, emitido por la cadena France 3 y que refuerza la conexión consolidada en Mallorca con el imperio de Matesa. La interlocución sellada en el chalé andritxol del aristócrata y político habría provocado la colisión entre el franquismo, a cambio de satisfacer su intención de financiar el partido que había fundado con Giscard. Es imposible que el expresidente francés, veraneante también en la isla y ministro de Hacienda de De Gaulle durante el primer encuentro en Andratx, fuera ajeno a la entrada de su hombre de máxima confianza en la sociedad Sodetex.

De hecho, la viuda de Vila Reyes refresca ahora la "relación con Giscard", que su marido ya había dejado patente tras salir de la cárcel. Le Monde establece una conexión directa entre el asesinato de De Broglie, el franquismo y la financiación de los republicanos franceses. Es probable que la operación se revistiera de una transmisión en dirección española del know how imprescindible para guiar la transición política al postfranquismo. Por si la creación de Sodetex en Luxemburgo dejara algún fleco a la imaginación, el objeto social de la filial de Matesa concebida en Mallorca se propagaba a "todas las operaciones que se relacionen, directa o indirectamente, con la adquisición de participaciones, bajo cualquier forma, en todas las sociedades o empresas luxemburguesas y extranjeras". Un programa de fraude en sí mismo.

De Broglie crea políticamente a Giscard, su compañero en el París invernal y la Mallorca estival. También desde la isla, garantiza la financiación del ascenso al Elíseo a través de una secta del franquismo. Cuando estos contactos alcanzaron un nivel comprometedor y hasta la Banca Internacional de Luxemburgo se distancia de Sodetex, el tejedor de la malla con lanzadera es asesinado. Su muerte ensombrece al Elíseo, pero también conjura el misterio Matesa, el misterio Giscard, el misterio Mallorca.

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