Datos como bofetadas para quienes defienden que el problema de la violencia en el entorno educativo el problema de la violencia en el entorno educativono es para tanto, lo reducen a "cosas de chavales", o se consuelan pensando que el suicidio de un adolescente hostigado constituye un hecho aislado. Desde marzo, los cuatrocientos colegios de Balears han dado la alerta por trescientos casos de posible acoso escolar, de los cuales han confirmado doscientos físicos o a través de internet. Además, el instituto creado por la Conselleria para gestionar estas situaciones ha intervenido en otro centenar de ocasiones más. Da mucho miedo pensar en el miedo de trescientos críos perseguidos por compañeros. Esta cifra no se puede ningunear.
La buena noticia reside en que al fin se ha pasado a la acción. Todos los alumnos de las islas (matones y víctimas) sabrán que la comunidad educativa está alerta, y que tapar las agresiones ya no es una opción ni para quienes las cometen, ni para sus padres. Así como el protocolo de intervención para los episodios de violencia en los patios establece que se debe despejar la zona de conflicto para que la presencia de espectadores no incite aún más al agresor, es básico que haya mucho público atento a cualquier indicio de amenaza a la convivencia escolar.
