Oceana cree que ha llegado el momento de ampliar los límites del parque nacional marítimo-terrestre de Cabrera porque se han quedado pequeños para acoger toda la gran biodiversidad que alberga no solo el área protegida actualmente, sino buena parte de sus zonas aledañas.

La organización ecologista quiere aprovechar que el actual Ejecutivo autónomo, en los acuerdos de gobernabilidad, estableció la ampliación del parque como uno de ellos. Y con el objetivo de recordarle su compromiso, varios de sus representantes se reunieron ayer tarde con el conseller de Medio Ambiente, Vicenç Vidal. Sobre la mesa, una ambiciosa ampliación para pasar de las actuales 10.021 hectáreas protegidas -8.703 de las cuales son marinas- hasta una superficie preservada de unas 90.000 hectáreas, ocho veces más.

Y sustenta su petición en diez años de inmersiones en la zona con las que han podido documentar, gracias a los avances tecnológicos, una gran biodiversidad que consideran que se debe preservar. Ricardo Aguilar, director de investigación de Oceana Europa, junto a los científicas marinas Marta Carreras y Silvia García, presentaron ayer el informe de estos dos lustros de inmersiones en el que han documentado que, si se lleva a cabo la ampliación solicitada, la nueva zona protegida albergaría 11 de los 13 sistemas naturales recogidos en la vigente Ley de Parques Nacionales.

Entre las zonas que albergan más riqueza, Silvia García no duda en citar el arrecife coralígeno de Fort d'en Moreu, ubicado al este del archipiélago. "Allí hay un arrecife de hasta dos metros de altura formado por algas calcáreas que se montan una encima de otra creando una estructura en tres dimensiones llena de recovecos que sirve de refugio a numerosas especies como salmonetes, rapes, merluzas, langostas o pulpos, entre otros", revela la científica, que añade que este arrecife también "da asiento a jardines de gorgonia roja y a bosques de laminaria, especies ambas endémicas del Mediterráneo y muy importantes para preservar su biodiversidad".

Un acantilado de dos mil metros

En segundo lugar, la especialista cita al escarpe de Emile Baudot, una especie de acantilado submarino de hasta dos mil metros de profundidad que Oceana ha podido investigar gracias a avanzados robots submarinos.

"Con un desnivel de más de dos mil metros, este escarpe es uno de los más importantes del Mediterráneo, con uno de los mayores rangos batimétricos. Es un acantilado sumergido en el que hay mucha alimento y por ello es frecuentado por grandes cetáceos como los cachalotes que, aunque nosotros no tenemos documentados, sí hay otras pruebas de su paso por la zona. Como también es un área frecuentada por grandes peces migradores como túnidos, peces espada o mantas diablo, entre otras", detalla Silvia García.

Oceana filmó las primeras imágenes en este acantilado en 2013 y en ellas se podían ver delfines, grandes meros, ostras gigantes y los citados peces espada.

Preguntada sobre cómo está afectando la actividad pesquera en las zonas que aún no cuentan con protección medioambiental, la científica marina revela que "tenemos una filmación que muestra una red de arrastre enganchada en el Fort d'en Moreu, cuando el reglamento de pesca de la UE para el Mediterráneo establece la prohibición de estas artes tanto sobre estos fondos coralígenos como sobre formaciones de maërl (algas rojas calcáreas de crecimiento muy lento y, por tanto, muy vulnerables). Si se aprueba nuestra propuesta de ampliación del parque, los arrastreros no podrán faenar, pero en sus alrededores se creará el efecto reserva y aumentarán las capturas", alienta al sector pesquero.

"Es el momento de que Cabrera crezca. Y es necesario que lo haga en esta legislatura por la predisposición mostrada por el actual Govern", confía la científica.